El paseo por la Historia del Arte de un leonés:
Luis Sáenz de la Calzada
por Adolfo Álvarez Barthe
Factor. Espacio San Feliz.
c/ La Estación 3, San Feliz de Torío, 24890, León
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PRESENTACIÓN/LIBRO
Pequeñas cosas para el agua oscura de Luis Sáenz de la Calzada
2023 Residencia de Estudiantes. Madrid
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Autor:
Adolfo Álvarez Barthe
2021 Luis Sáenz de la Calzada
Un análisis pictórico
FOTOS FIRMA/PRESENTACIÓN LIBRO. CÁDIZ Y LEÓN
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PRÓLOGO
Ana Paniagua
Pertenezco a esa generación de leoneses que descubrió los morados fragmentados de Luis García Zurdo en la sala de espera de la consulta de mi pediatra, el animalario de Calzada en el vestíbulo del hotel Quindós y los ocres de Vela Zanetti en el del Conde Luna. Aún no estaban inventados los fines de semana gastronómicos en Can Roca y una clase profesional, cultivada y generosa, nos mostró a hijos, alumnos, clientes y pacientes el respeto por el arte, el gusto por lo imperecedero y el buen criterio de invertir en nuestros artistas. Por lo demás, el legado de cada familia incluyó la libertad bajo el brazo y, como mínimo, un ejemplar del Quijote y una historia del arte universal adquirida a plazos, con la que ilustramos nuestros trabajos de bachillerato por ciencias o por letras. Todo ello mucho antes de situar Silicon Valley en un atlas y de que las becas Erasmus y los vuelos low cost nos permitieran más sofisticadas y globales formas de conocimiento. Adolfo Álvarez Barthe y yo somos hijos de aquellos padres, con quienes hemos contraído una deuda que solo podremos saldar reconociendo la herencia y agradeciendo los principios en virtud de los cuales, además, nos vemos obligados a intentar con nuestros descendientes tarea de similar envergadura. Como el pintor ha defendido en alguna ocasión, «importa lo que se recibe, cómo se recibe y, después, lo que se destila.»
En una tarde de abril de 2019, asistí en el Centro Leonés de Arte a una de las visitas guiadas que Barthe ofrecía entonces con motivo de la exposición de una cuidada selección de obras de Luis Sáenz de la Calzada. Decir visita guiada es contarlo pero no abarcarlo, porque aquel amenísimo recorrido respondía al ideal estético y pedagógico de la Institución Libre de Enseñanza. A propósito de aquella muestra, Álvarez Barthe había publicado Luis Sáenz de la Calzada, un ensayo biográfico, el antecedente de este análisis pictórico y que junto con él completa el estudio más exhaustivo y poliédrico que se ha hecho sobre el pintor leonés.
Si en el primer ensayo el autor contextualiza la vida y obra de Calzada, en este que presentamos ahora indaga en su obra pictórica, revela las claves de su lenguaje, nos descubre los símbolos de su discurso estético, ancla sus referentes y, sobre todo, reconstruye su poética.
Las coordenadas espaciotemporales de la juventud de Calzada son las de Moreno Villa, Lorca, Alberto Sánchez, Benjamín Palencia y otros que formaron la generación probablemente más brillante del siglo XX español. Y en esas mismas coordenadas se mantuvo a lo largo de su carrera artística. Acaso lo que pretendiera Calzada, como Salinas, Guillén o Cernuda, fuera dar carácter unitario a su obra y, como no abandonó jamás su formación científica, lejos de estar bien preparado para un mundo que ya no existía, sabía muy bien que la nueva física avalaba su audacia intelectual y estética.
La metodología crítica de Álvarez Barthe resuelve cualquier dificultad planteada por el presunto anacronismo de Calzada. Geometría de múltiples aristas, rigor técnico y metáfora poética para desvelarnos la pintura de Luis Sáenz de la Calzada. Si la antidialéctica de la guerra cercenó todas las utopías, el Gran Teatro del Mundo continuó su representación. “Pasen y vean” , que de pintor a pintor, comprobarán que «el tiempo entra por los ojos»
Joaquín Revuelta | 02/02/2021
Adolfo Álvarez Barthe:
"Calzada no es surrealista"
Tras comisariar junto a Luis García la exposición retrospectiva de Luis Sáenz de la Calzada ‘El humanismo renaciente’ y publicar un ensayo biográfico, acaba de ver la luz un análisis pictórico del artista leonés
El pintor y escritor Adolfo Álvarez Barthe fue protagonista el pasado sábado en la Librería Universitaria de la firma de ejemplares de su más reciente publicación, ‘Luis Sáenz de la Calzada, un análisis pictórico’ (Eolas ediciones) que viene a completar la anterior ‘Luis Sáenz de la Calzada, un ensayo biográfico’ (Eolas ediciones) y la exposición retrospectiva ‘Calzada. El humanismo renaciente’, que pudo contemplarse en el Centro Leonés de Arte durante los meses de noviembre y diciembre de 2018 y enero de 2019.
– La figura de Luis Sáenz de la Calzada ha ocupado los tres últimos años de su vida con la publicación de un ensayo biográfico, un análisis pictórico y la puesta en marcha de una gran exposición retrospectiva con el título ‘El humanismo renaciente’. No se si ya estaba todo en su cabeza o si un proyecto le ha llevado al otro.
– En mi cabeza no estaba ideado. Yo sí creo que estaba ideado en la cabeza de alguien que es Luis García. En realidad el primer evento al que me invitan es a dar una conferencia sobre Luis Sáenz de la Calzada en el Centro del Clima de La Vid de Gordón. Una vez acabada la conferencia Luis García me propone la redacción del libro, y a la vez que estoy redactando el libro me propone comisariar junto con él la exposición en el Centro Leonés de Arte. Una vez presentado el libro, que en el caso de León tuvo lugar en la Biblioteca Gumersindo de Azcárate de la Fundación Sierra Pambley y en Madrid en la Residencia de Estudiantes –porque Sáenz de la Calzada había estudiado allí– y también en la Fundación Carlos Edmundo de Ory en Cádiz, que también tiene ciertas vinculaciones institucionistas, me propuso también la redacción de un análisis pictórico. Yo he ido obedeciendo porque si no no lo hubiera escrito. Yo solo voy a escribir cosas si me lo piden, porque en realidad soy pintor. Yo creo que la intención de Luis García era dejar si no cerrado sí ampliado el análisis de la figura de Luis Sáenz de la Calzada, que no contaba con un buen análisis por lo menos desde el punto de vista de la historia del arte.
– En una figura tan poliédrica como la de Luis Sáenz de la Calzada, ¿qué le resultó más complicado de acometer, el ensayo biográfico, el análisis pictórico o el comisariado de la exposición retrospectiva del CLA?
– El análisis biográfico no tanto porque sí es poliédrico pero se le puede seguir y hay datos y hay obras. Se sabe de su función de actor, bastaba con indagar un poco para saber qué obras habían presentado. De su faceta como conferenciante bastaba leer la prensa de la época. De algún tipo de ensayo científico, porque no hay que olvidar que era un hombre de ciencias, era médico y biólogo. Ahí era fácil. Lo más difícil ha sido hacer un análisis pictórico porque todo lo que se había hecho críticamente sobre ese aspecto era deficiente porque se decían cosas que no son. Calzada no es surrealista. Se decían cosas sueltas que también tenían que ver con el momento histórico que se iba viviendo. Hay que decir sin embargo que Antonio Gamoneda en las cuatro o cinco cosas que dijo de él, no ligadas en una estructura entera, sí daban en la diana. Entonces, a partir de ahí y con los nuevos instrumentos que tiene la historia del arte sí se ha podido hacer una semblanza crítica de su pintura que no existía antes.
Adolfo Álvarez Barthe y Luis García. comisarios de la exposición ‘Calzada. El humanismo renaciente’. | MAURICIO PEÑA– ¿Qué aspectos fueron los que destacó Gamoneda que resultaron a su juicio tan certeros?
– Gamoneda lo ubicó tanto en pintura como en literatura. Se ha publicado hace unos años un poemario inédito de Calzada con el prólogo de Antonio Gamoneda, quien no se dejó engañar digamos por los movimientos estéticos. Gamoneda lo centró muy bien tanto en literatura con el creacionismo como en pintura con la Escuela de Vallecas y el retorno al orden. Todo eso viene amalgamado ahora y puede desarrollarse críticamente mejor.
– Recuerdo que en nuestra anterior conversación con motivo de la presentación del ensayo biográfico me comentaba que la pintura de Luis Sáenz de la Calzada estaba muy influenciada por la literatura y dada la figura de su maestro y mentor, José Moreno Villa, por los emblemas. ¿Podría profundizar en esa idea?
– Moreno Villa era un bibliotecario que llegó a dirigir el Archivo Nacional y llevaba a los residentes por los museos, les enseñaba cosas, les llevaba por los archivos, y la literatura emblemática es un aspecto que influye mucho en Calzada porque le conviene mucho también a Calzada. Calzada es un hombre que en toda su obra pictórica hay muchos contenidos: contenidos literarios, contenidos mitológicos, contenidos científicos... y la manera de aunar todo eso ya la habían probado los autores de tratados de emblemática en el Renacimiento y el Barroco. Unir dos objetos en apariencia imposibles de unir, objetos que no se darían cita en la vida común para desarrollar un discurso, eso es lo que hace la emblemática. Y ese es el proceder pictórico de Calzada, que así aprovecha también todos sus conocimientos.
– ¿Cómo fue la gestación del libro, cuya redacción tengo entendido se hizo en buena medida en los meses del confinamiento más estricto?
– Antes de la pandemia yo ya tenía bastante documentación consultada y tenía un esquema. Según nos confinaron domiciliariamente pues yo que soy un trabajador muy metódico me levantaba, desayuna y por la mañana ya empezaba a redactar. Ya había hecho algo pero se rehace todo entre los meses de marzo, abril, mayo y principios de junio. Ahí es cuando se hace el libro entero. Luego otra cosa es la maquetación, que también tiene su interés porque la pintura de Calzada tiene un aspecto secreto, un aspecto hermético, y yo quería que la edición también tuviera algunos detalles de ese tipo. Por ejemplo, la introducción está vertebrada en doce pequeños capítulos. La inicial capitular de cada uno de ellos va dando luego un lema, que era el lema de trabajo de Calzada, ‘festina lente’, un lema muy antiguo que perteneció al emperador Augusto aunque luego se reactualizó en el Renacimiento con el editor Aldo Manucio. ‘Festina lente’ sería el equivalente a ‘sin prisa pero sin pausa’. Yo quería meter esos pequeños secretos también en la parte de la edición y en ese sentido el editor Héctor Escobar ha sido mi cómplice porque lo hemos pasado muy bien jugando con la edición.
– Tengo constancia de que ha quedado muy satisfecho con todo el trabajo desarrollado en ‘Luis Sáenz de la Calzada, un análisis pictórico’.
– Yo quedo satisfecho cuando veo los resultados de un trabajo. Yo conocía a Calzada, lo traté varias veces en su casa y delante de sus obras hablábamos de símbolos y de todo. Yo tenía conocimientos, pero convertirlo en un discurso lógico es otra cosa. Ese esfuerzo para convertirlo en un discurso lógico y poner en un valor ya certero a una persona y a su obra te deja muy satisfecho. Sin que parezca muy vanidoso, yo sé lo que he hecho. Era difícil hacer un análisis pictórico porque la historia del arte tenía que renovarse también para poder incluir no solo a él sino a otros pintores. Qué diríamos de Balthus, que diríamos de Gallart si no renováramos la historia del arte. Y resulta que sí, que se ha renovado. En el momento en que la historia del arte, y eso ocurre sobre el año 2000, ya admite como categoría histórica el anacronismo –Calzada fue un anacrónico, pero lo fue por razones históricas– ya se puede iniciar un análisis pictórico sólido.
Portada del libro. | EOLAS EDICIONES– No sé si el acto del pasado sábado en la Librería Universitaria con la firma de ejemplares fue la primera presentación pública de ‘Luis Sáenz de la Calzada, un análisis pictórico’ o si ya ha tenido oportunidad de presentarlo en otros ámbitos. ¿Cómo es la hoja de ruta que va a seguir la publicación?
– La idea es hacer una presentación como dios manda. La vida tiene que seguir y aquello fue una firma del libro. Había gente ya esperándolo y también hay que poner un poco de entusiasmo en todo este desastre. He estado hablando con gente de Madrid, con Margarita Sáenz de la Calzada, que fue la que me procuró la presentación del ensayo biográfico en la Residencia de Estudiantes, y me ha asegurado que cuando todo esto pase o nos dejen sí se harán presentaciones como deben de ser. Yo creo mucho en lo comunitario y creo que un artista y un escritor deben de gozar del aplauso en la plaza pública. Me hizo mucha emoción el sábado ver cómo se acercaban las personas porque a mí no me afectó mucho mentalmente el confinamiento porque yo trabajo en casa y no me sentí prisionero en mi propia casa, muy al contrario, pero claro esto ya empieza a fatigar y cuando vi que entraban las personas para la firma me dije: ¡dios mío, mi público! La verdad es que me hizo mucha ilusión.
– Dada la figura tan polifacética de Luis Sáenz de la Calzada, supongo que quedan todavía muchos aspectos dignos de estudio que desconozco sí tiene voluntad de explorarlos de cara a futuras publicaciones, bien sea por iniciativa propia o por encargo.
– Yo obedezco, Si me piden pues doy. Soy un buen bautizado. Sé que se va a intentar la publicación de otros poemarios inéditos, que necesitarían también aparato crítico. Los aspectos científicos no hace falta ahondar en ellos porque Calzada fue doctor en medicina y luego profesor de Biología en la Universidad de León y aunque publicó algunas cosas dentro del discurso científico son cosas normales. Pero falta ahondar un poco más en la parte literaria. Me consta también que el archivo que tiene Margarita Sáenz de la Calzada y al que yo tuve acceso hay bastantes obras inéditas. Hay incluso algunas obras de teatro de formato autosacramental y todo eso está inédito. Luego sobre la pintura haría falta que el coleccionista acercara las imágenes de esos cuadros que posee, más que nada para engrandecer el catálogo de Calzada.
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ELOÍSA OTERO. 29 enero 2021
Adolfo Álvarez Barthe
firma ejemplares de su libro sobre
la pintura de Luis Sáenz de la Calzada
La Librería Universitaria (Gran Vía de San Marcos 3), en León, acoge este sábado 30 de enero por la mañana, de 11.30 a 13.30 horas, la firma del libro “Luis Sáenz de la Calzada, un análisis pictórico” (Eolas ediciones) del que es autor el artista y escritor leonés Adolfo Álvarez Barthe.
Hace dos años, Adolfo Álvarez Barthe ya publicó otro libro sobre este personaje imprescindible en la historia de León: “Luis Saénz de la Calzada, un ensayo biográfico”, un trabajo de investigación con el que buscó resaltar la poliédrica personalidad del artista leonés, justo a un cuarto de siglo de su muerte.
Y es que Sáenz de la Calzada frecuentó la madrileña Residencia de Estudiantes; formó parte, dirigido por Federico García Lorca, del elenco de actores de La Barraca; se sumó a las vanguardias que, durante los años veinte y treinta, se ensayaron en Madrid; sobrevivió, enmascarado en el Teatro Nacional, a la Guerra Civil y a una dura posguerra; y durante el franquismo se convirtió en un poeta secreto. “Su papel al final del franquismo fue determinante. Nombrado primer presidente del Club Cultural y de Amigos de la Naturaleza (el ya legendario y mítico CCAN) a principios de los setenta, defendió los intereses ecológicos de la provincia leonesa a la vez que organizó un eficaz circuito de préstamo de libros entonces prohibidos y promovió el ordenamiento de los cuadros directivos de los partidos de izquierdas”, apunta Barthe. Además Saénz de la Calzada practicó la odontología y el magisterio universitario en León, ciudad en la que ejerció sus muchas vocaciones mientras preparaba el camino de la transición democrática.
En este nuevo libro más centrado en la pintura del polifacético artista, como escribe Ana Sofía Pérez–Bustamante, “Barthe lucha entre la evidencia de un silencio harpocrático y la necesidad de un ejercicio hermenéutico de dilucidación. El resultado es, inevitablemente, poético. Es entonces cuando más penetra la mirada del pintor y retratista que es Álvarez Barthe; cuando nos va descifrando a qué apuntan los grandes símbolos con los que dialoga Calzada: el caballo aprisionado que siempre indica una batalla interior, una psicomaquia; el Arlequín que refleja lo inferior del ser humano y, como el Loco del Tarot, su capacidad de transmutarse en cualquier otra cosa; el ángel que es mensajero de los niveles superiores de la existencia; la mujer asomada a la ventana que es la mediadora entre la naturaleza y el ángel; el durmiente cuyos sueños fecundan la vigilia…”.
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El leonés Adolfo Álvarez Barthe
firmará su libro "Luis Sáenz de la Calzada, un análisis pictórico"
en la Librería Universitaria de León
Adolfo Álvarez Barthe
firma este sábado ejemplares de
"Luis Sáenz de la Calzada,
un análisis pictórico"
FREZANDO
A hora que están con sus fregones las truchas haciéndose marallo sobre las pedreras grijosas de los ríos donde el caudal se serena y montan su guateque reproductor (su frezadero frezando), nos volvió Luis Sáenz de la Calzada a la charla helada en terracita esquinada de las de salir pitando. La sensibilidad por la naturaleza -muy alertado por sus voces de herida o moribunda- le entró a Luis, más que nada, por tantos ríos que conoció en esta tierra a los que dibujaba su fragor y su entorno con el puntero de una caña antes que con el lápiz de biólogo o de pintor (tuvo una caña octogonal de mosca seca, suiza, ligerísima como mimbre y puro látigo rizando en el aire la cola de rata, caña que te la presentaba como se presenta orgulloso a un amigo de lealtad inquebrantable). Tener dentro un río de inquietudes y preguntas le llevó, siendo médico en madurez, a matricularse en Ciencias Biológicas para averiguarle a la vida los pasos lentos y rutinarios que viene dando desde hace millones de años.
PEDRO GARCÍA TRAPIELLO. 16 enero 2021
Nadie puede imaginarse hoy los ríos leoneses que pescó Luis hace setenta años, ríos libres de ingenieros todavía con soto ancho en varias mangas o recoletos bajo sombra de aliso y sauce humero a pie de peña. Persiguiendo la captura elegante de la trucha, el caballero y sensible Sáenz de la Calzada se entrañó en la naturaleza brava que aún escondían estas riberas y montañas. Y qué bien lo entendió Modesto Llamas cuando le retrató en un dibujo excepcional sentado en un sillón cuyo brazo en el que se apoya Luis no es brazo ni madera, sino una trucha con la boca abierta, como diciendo o profetizando algo, todo un guiño surrealista a la pintura simbólica de Luis.
Tras morir, Maruja Zuloaga, su viuda, me dio su carrete de pesca, «él lo habría querido»; es de imaginar la devoción con que lo guardo; alguna vez lo llevé al río para que su música le nombre (y qué biografía tiene también Marujina, «estudianta residente» como Luis, hija de abogado de Estado al que los falangistas sacaron de San Marcos asesinándole con vileza en un solar de Renueva).
LUISITO
Si llegando a los ochenta siguen llamándote Luisito, ¿cómo no deducir que tras el diminutivo ha de haber solo cariño y alguien entrañable, gente buena de verdad?...
Ese fue Luis Sáenz de la Calzada. Sobre su obra plástica ha publicado un libro el pintor Adolfo Álvarez Barthe reclamando la consideración que merece y no siempre tributada en este León madrastra. Hombre de amplitud creadora, artista, pensador, pintor y poeta, médico dentista y biólogo, hijo de la Libre Enseñanza y del kraussismo, entregado teatrista junto a Lorca en La Barraca y sensible naturalista en el primer ecologismo cazurro cofundando el Club Cultural y de Amigos de la Naturaleza, el Cancán, en coloquial, refugio y criadero de alternativas en tiempos huérfanos de pensamiento y contestación en una ciudad levítica y callada, club que tanto tuvo que ver -Luis mediante- en la batalla ganada a una central nuclear en Valencia de Don Juan, 1975.
Luis pintaba porque quería una otra voz de color y trazo. Libre. Ni competía ni desdeñaba. Pintó a su modo. Y no solo uno. Sin militancias de estilo, y siempre tentado a simbolismos y surrealismos, lo vivido en la Residencia de Estudiantes en Madrid, su patria intelectual 1932-36, Lorca en cercano, Buñuel, Dalí... mundo que revivió al traerle aquí hace treinta años a Isabel Lorca, José Varela, Pepín Bello y viejos «estudiantes» con una exposición sobre Lorca que monté en Pallarés. Y aquella noche, en la sobrecena en el relais de San Marcos, cantaron a coro en el alemán que dominaban. Crémer flipó y a Luis le bailaban los ojos con sones que le devolvían a un tiempo enorme y creativo. La charla fue interminable Y lo eran todas las suyas en los fértiles juntamientos que convocaba Jaime Quindós. La risa y la ironía las hacía pinceles. Jamás le vi un decir mal. Y siendo un vencido entre vencedores, se ganó su respeto; o en su antípoda ideológica, algún amigo entrañable, como José Eguigaray, al que pescando al sereno con ellos en el Órbigo aún oigo llamarle a voces para ayudarle a sacar un truchón: ¡Luisitooo, Luisitooo!... ya te contaré.
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El filandón. Diario de León 10 - 01 - 21
Descifrar el silencio de
Sáenz de la Calzada
Adolfo Álvarez Barthe publica un libro en el que analiza con los nuevos códigos del arte la extensa obra del digno hijo de la ‘Generación de Plata’
Discípulo brillante de la Institución Libre de Enseñanza y miembro de la mejor generación que desfiló por la Residencia de Estudiantes, amigo y colaborador de Lorca, el polifacético médico, poeta y pintor leonés Luis Sáenz de la Calzada sí tiene quien le escriba.
El artista leonés Adolfo Álvazez Barthe, que conoció y frecuentó al maestro en los últimos diez años de su vida, ya publicó en 2018 una biografía para sacar del injusto olvido al actor del Teatro Nacional que acabó ejerciendo de dentista en su León natal.
Ahora ha llegado el momento de abordar su prolífica obra. Una producción que supera las mil pinturas y que, según Álvarez Barthe, no había podido ser analizada hasta ahora, porque la historia del arte carecía de instrumentos críticos para valorarlo, como ha ocurrido también con la obra de Balthus o Gregorio Prieto.
Detrás de ambos libros —tanto de la biografía, que se publicó coincidiendo con la exposición organizada por el Instituto Leonés de Cultura, como de este análisis crítico de la obra de Sáenz de la Calzada— está la ‘mano’ de Luis García, responsable de exposiciones del ILC. «Tenemos mucha suerte de tener a Luis García. Sin él León sería un desierto cultural».
La editorial leonesa Eolas publicará próximamente Luis Sáenz de la Calzada. Un análisis pictórico, donde Barthe disecciona con nuevos parámetros la obra de un artista al que suelen encasillar en dos etapas: la Escuela de Vallecas, como se conoce a la troupe surrealista reunida por el escultor Alberto y el pintor Benjamín Palencia en 1927, cuando se plantearon la renovación del arte español; y el surrealismo.
Sin embargo, buena parte de la producción de Sáenz de la Calzada, que estudió Biológicas años después de licenciarse en Medicina y ejerció como profesor de Antropología Física, «tiene más que ver con la ilustración de los nuevos avances científicos», sostiene Barthe. «Casi toda la obra, a partir de los sesenta, parece la ilustración de una obra científica». Y es que «ahora podemos evaluar a los artistas con los nuevos códigos del arte», asegura.
El libro analiza 33 obras. El número no es casual. Y está dividido en doce capítulos, uno por cada letra de la locución Festina Lente (aproxímate despacio), que Barthe ha sacado del exlibris del propio Sáenz de la Calzada.
«A la hora de acometer el análisis pictórico de su extensa obra conviene no dejarse engañar por la diacrónica, artificiosa, interesada y oficiosa historia del arte. Tampoco conviene, como veremos, olvidarla; entre otras razones porque Calzada se sirvió de ella para su quehacer creativo», afirma.
«Juan Manuel Bonet, en su Diccionario de las vanguardias españolas. 1907-1936, incluye su nombre, aun advirtiéndonos de que la totalidad de su obra se realizó en años posteriores al marco temporal del diccionario. Esto quiere decir que el lenguaje artístico de Calzada, elaborado durante los primeros años treinta, siguió empleándose durante las sucesivas décadas que aún le quedaban al convulso siglo XX. Ninguna de las posteriores vanguardias influyó en su estilo; ni el expresionismo abstracto, ni el informalismo, ni el op art, ni el pop art… En todo caso pudo coincidir con algunos artistas adscritos a la neofiguración, pero tal coincidencia tiene más que ver con un eco de la historia del arte que con su desarrollo», explica Barthe.
El mundo de Sáenz de la Calzada se derrumbó en 1936, con la Guerra Civil y el cierre de la Institución Libre de Enseñanza. A partir de entonces, «habló con sus cuadros, donde resucita postulados de los años 30 por secretas sendas».
Afirma Barthe que los análisis que se habían hecho hasta ahora de la obra de Barthe son muy deficientes. «Yo lo he leído casi todo». Solo salva los comentarios «certeros» de Antonio Gamoneda, quien en su opinión es el que «mejor sabe» descifrar a Sáenz de la Calzada. «Yo parto de Gamoneda», dice. Es difícil ‘construir’ el mundo artístico de un hombre que fue un pionero, como digno hijo de la llamada Generación de Plata y que, sin embargo, no reconoce ninguna de las vanguardias artísticas surgidas tras la II Guerra Mundial.
No oculta Barthe que con su libro pretende también «revalorizar» la obra de Sáenz de la Calzada, que ya elevó su cotización tras las exposiciones que le dedicaron tanto el ILC como el Centro Cultural de la Villa. Piensa que sí es un artista conocido, pero no valorado. Su obra se ha expuesto en países como Canadá, donde una de sus cuatro hijas organizó una muestra y donde hay una pequeña colonia en Quebec de coleccionistas del artista leonés.
Uno de los sabios de León
El escritor piensa que si el pintor leonés que trabajó con Lorca en el teatro de La Barraca era un hombre hermético es, seguramente, porque perdió la guerra.
Sus cuadros son igualmente herméticos y están llenos de claves que hay que desvelar. Asegura que la vida y la obra de Sáenz de la Calzada están tan unidas que su auténtico testamento es el pictórico. Cuenta Barthe que en una visita a León, en la época en la que estudiaba en Barcelona, sus padres le dijeron: «Te vamos a presentar a uno de los sabios de León». Así conoció a Sáenz de la Calzada. «Disfruté mucho de su amistad y de su magisterio».
En el libro Barthe aborda cómo muchos de los cuadros de Sáenz de la Calzada, que aprendió alemán para poder leer a los filósofos germanos, «nos remiten a la literatura emblemática, sobre todo en torno al silencio; un silencio que no abandona ni con la llegada de la democracia».
Sáenz de la Calzada utilizó la angelología —pintó ángeles desde el principio— para explicar teorías como la gravedad cuántica o la teoría de la relatividad, que ya no se podían ilustrar. Espacio-tiempo y silencio-disimulo son claves en su obra.
Un artista desigual
También creó un bestiario que, en opinión de Barthe, es en realidad una antropología. Estima que el artista pintó más de mil obras, aunque el número es difícil de precisar porque «vendía de manera desordenada».
Con su libro Barthe pretende que la historia del arte corrija sus códigos con respecto a Sáenz de la Calzada. Un artista que también fue muy desigual, con obras «muy flojas», sobre todo las de pequeño tamaño, que no creó para mostrarlas y que permanecieron durante mucho tiempo en su estudio. Las hijas del artista donaron más de 200 obras a la Diputación, que quizá posee la segunda mejor colección de Sáenz de la Calzada, después de la de su hija Margarita.
Para Barthe, los años que el artista pasa con Lorca en La Barraca (de 1932 a 1936) son cruciales en la estética de Sáenz de la Calzada. «Sus cuadros», asegura, «parecen bocetos para teatro».
El artista leonés llegó a pintar también algún decorado para Buñuel, que al final sufriría un largo exilio en México junto a su arquitecto Arturo Sáenz de la Calzada, hermano de Luis. La mayor parte de los intelectuales de su época que no perecen en la guerra tendrán que buscar refugio en otros países.
A Luis Sáenz de la Calzada le salva Luis Escobar, marqués de las marismas del Guadalquivir y conocido por sus papeles en La escopeta nacional y Patrimonio Nacional, de Luis García Berlanga. «No se puede olvidar que yo perdí la guerra. Y me tocó perderla aquí, en León», contaba.
«Luis Escobar me salvó la vida en aquellos momentos tan terribles. Dionisio Ridruejo le había encargado la fundación de la Compañía de Teatro Nacional y que recorriera las ciudades y los pueblos representando autos sacramentales. Luis Escobar, necesitado de actores, me llevó con él a la compañía. Pasado el tiempo alguien de León me aseguró que mi vida se había salvado al haber marchado con Luis Escobar. Por ello, debo considerarle mi salvador».
«El teatro», según Álvarez Barthe, insufla en el médico leonés «una pasión infinita por todas las artes. «En 1933 estuvimos actuando en León. Representamos Fuenteovejuna y La tierra de Alvar González. Dormimos en el Hotel París y, a la mañana siguiente, al bajar a desayunar, Federico (García Lorca) pidió con toda seriedad a la señorita que nos sirviera ‘un chocolate chorpatélico, con un poco de ronronquelia’. No es difícil de imaginar la cara de la pobre camarera», contaba Sáenz de la Calzada.
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Luis Sáenz de la Calzada (1912 – 1994) científico y humanista, intelectual y artista, médico estomatólogo, biólogo, académico, profesor universitario, ecologista, actor, pintor, ensayista, poeta... Fue una de las personalidades más inclasificables e interesantes de la historia reciente de la ciudad de León. Inclasificable porque la amplitud de sus inquietudes desafía cualquier intento de categorización o taxonomía; interesante por cómo se condujo durante su complicada peripecia vital, en un siglo en el que España vivió alternativamente momentos convulsos y períodos oscuros, en los que, paradójicamente, dio a luz a una generación de artistas, científicos y literatos casi sin parangón en la historia de nuestro país.
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ILEÓN
LA FRAGUA LITERARIA LEONESA
Manuel Cuenya | 02/05/2019
Álvarez Barthe: “Sáenz de la Calzada aplicó una revolucionaria reforma pedagógica para el progreso de los leoneses”
El artista Adolfo Álvarez Barthe, autor de 'Luis Sáenz de la Calzada. Un ensayo biográfico', confiesa que, entre sus próximos proyectos, está la redacción de su segundo libro sobre Sáenz de la Calzada, en esta ocasión centrado exclusivamente en un análisis pictórico de su obra.
Artista reconocido, no sólo en el ámbito provincial (la Fundación Vela Zanetti de León le dedicó en 2002 una exposición antológica de su obra bajo el título 'El Teatro de la Memoria'. Y el Instituto Leonés de Cultura organizó en 2010 una exposición retrospectiva de su obra con el título de 'Pervivencias'), sino nacional, incluso internacional, pues ha realizado más de 30 exposiciones individuales a lo largo y ancho de la geografía española. Y más de 60 exposiciones colectivas, entre las cuales podríamos destacar algunas en países como Italia y Bélgica, Adolfo Álvarez Barthe ha hecho su incursión asimismo en el ámbito de las letras, dedicándole un ensayo biográfico al ilustre leonés Luis Sáenz de la Calzada, quien fuera toda una eminencia, doctor en Medicina, biólogo, profesor universitario, actor, poeta, además de pintor (como el propio Adolfo Álvarez Barthe), actor o poeta. En realidad, Barthe asegura compartir el mismo imaginario que Sáenz de la Calzada, "compartimos el mismo imaginario. Un imaginario que incluye símbolos y literatura".
Un hombre renacentista, Sáenz de la Calzada, en el que se aunaba tanto el saber científico como el artístico, que tuvo la ocasión de conocer, en la Residencia de Estudiantes de Madrid, a los pintores Moreno Villa y Benjamín Palencia, entre otros. Y a un genio como Lorca, con quien llegaría a trabajar. Pues acabaría enrolado como actor en La Barraca, la compañía teatral que creara el autor de 'Yerma', lo que le permitiría recorrer España. Para luego incorporarse al teatro nacional de la mano de Luis Escobar.
La Residencia de Estudiantes de Madrid, situada en la llamada "colina de los chopos" (según la propia definición del poeta Juan Ramón Jiménez), fue un centro puntero, vanguardista, donde coincidieran la flor y la nata de la intelectualidad española de la época, entre ellos los ya mencionados Moreno Villa, Benjamín Palencia, Lorca y Sáenz de la Calzada, además de Dalí o Buñuel: dos de los más grandes artistas del siglo XX.
En la mítica Residencia de Estudiantes llegaron a dictar conferencias personalidades de relevancia internacional como Einstein, Marie Curie, Le Corbusier, Chesterton o Louis Aragon.
Una figura interesantísima, la de Sáenz de la Calzada, que Adolfo Álvarez Barthe nos acerca de un modo exhaustivo en su libro editado por Eolas bajo la batuta del artista y editor Héctor Escobar, que está apostando fuerte por la literatura leonesa actual.
Agradecemos este trabajo y la labor que ha hecho Álvarez Barthe por mostrarnos a una de las personalidades más relevantes de la cultura leonesa del siglo XX que, aunque relativamente conocido, él le ha dado la relevancia que se merece. Con lo cual, aparte de su excelente faceta como pintor, le dedicamos este espacio literario. Pues este creador leonés también ha ilustrado algunos textos como 'El lenguaje de los pájaros', del poeta místico musulmán persa Farid al Din Attar.
"El polifacético de la Calzada también representó la absoluta y necesaria vinculación de la ciudad (y la provincia) de León con lo mejor que se había reunido en Madrid"
Sáenz de la Calzada, gran talento leonés
Cuenta Álvarez Barthe que Sáenz de la Calzada representa el talento de un gran hombre que proviene de la enorme influencia que la Institución Libre de Enseñanza tuvo en nuestra amada provincia leonesa.
"El polifacético de la Calzada también representó la absoluta y necesaria vinculación de la ciudad (y la provincia) de León con lo mejor que se había reunido en Madrid", afirma Álvarez Barthe, que se siente satisfecho con haber escrito y publicado este ensayo porque de este modo salda una deuda con un gran leonés. Y a la vez se siente deudor, como leonés, de uno de los periodos más importantes de nuestra historia: "el único que aplicó una revolucionaria reforma pedagógica para el progreso de los leoneses", agrega este artista leonés, al que le interesó mucho establecer un marco histórico riguroso porque, ciertamente, la historia de la España contemporánea –aclara él– influye muy poderosamente sobre Sáenz de la Calzada. "También me interesó mucho retratar la recepción de las primeras vanguardias europeas en la ciudad de Madrid y cómo todo eso es trasladado a León", apunta este pintor ilustrado, o filósofo-poeta, que interpreta la realidad, en opinión de Luis García, desde un enfoque intelectualizado, tamizado por la cultura clásica mediterránea.
No en vano, Álvarez Barthe ha vivido durante muchos años en ciudades del Mediterráneo. "Años que marcan las primeras impresiones, las que verdaderamente cuentan. Después, en el recuerdo y en el estudio, he procesado todas mis experiencias para realizar mi pintura", expone Barthe, que en la actualidad vive en León, su ciudad natal, su lugar de trabajo, "la ciudad en la que disfruto de la compañía de algunos (pocos ya) familiares y amigos, y del clima y el cielo que prefiero... Me siento muy orgulloso de pensar que el mejor pintor vivo que conozco sea un leonés: José de León", reconoce Barthe, al que le entusiasma sobre todo la poesía de Antonio Manilla y de Ana Isabel Conejo (poeta a quien hemos tenido la ocasión de entrevistar en esta misma sección).
"Soy católico. Pintando al temple puedo reproducir, con una emulsión, la casi infinita cantidad de capas de color transparente del cielo y de la carne del ser que amamos, que, a su vez, es una emulsión ¿Carne salvada, redimida?"
"Pintor de fuerte carga simbólica, con audacia compositiva, que invita a comprender que existe la trascendencia... puente hacia lo clásico, finura metafísica en el discurso, pervivencias, alma de ilustrador, de esteta, de poeta, de teólogo, de actor, de historiador teleobjetivo...". Así lo definió el poeta y narrador leonés Luis Artigue.
"Sí, claro, soy católico. Pintando al temple puedo reproducir, con una emulsión, la casi infinita cantidad de capas de color transparente del cielo y de la carne del ser que amamos, que, a su vez, es una emulsión ¿Carne salvada, redimida?", se expresa este "artista figurativo, con su paleta como de pintor griego y su perfeccionismo", al que le gustan escritores tan diversos, a la vez que interesantes, como Homero, Dante, Ariosto, Cervantes, los moralistas franceses, Stendhal, Tolstoi, Nietzsche, Proust, Thomas Mann o Simone Weil.
Entre sus próximos proyectos literarios, confiesa que le han encargado un segundo libro sobre Sáenz de la Calzada, en esta ocasión centrado exclusivamente en un análisis pictórico de su obra.
Entrevista breve a Adolfo Álvarez Barthe
"Me creo un contemplador pasmado y alegre"
¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?
'La Divina Comedia' de Dante
Un personaje imprescindible en la literatura (o una persona en la vida).
Mis padres y el stendhaliano Fabrizio del Dongo.
Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).
Cuando hablo de literatura no lo hago más que de sus logros.
Un rasgo que defina tu personalidad.
Me creo un contemplador pasmado y alegre.
¿Qué cualidad prefieres en una persona?
La bondad.
¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?
En un mundo cambiante la política actual no cambia. La sociedad sí cambia y supongo que encontrará caminos para gobernarse.
¿Qué es lo que más te divierte en la vida?
Comer, cenar e incluso desayunar con familiares y amigos.
¿Por qué escribes?
Porque me lo piden. No lo haría si no fuera así.
¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?
No.
¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?
La tradición.
¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?
Nunca.
Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.
Creo en todo lo que no es mundo.
Delhy Tejero y Saénz de la Calzada: doble rescate
Artes&Letras
BRUNO MARCOS 01/03/2019
Dos publaciones de Eolas Ediciones rescatan la figura de los pintores Luis Sáenz de la Calzada y Delhy Tejero.
Ambas permiten conocer el relato de una época en la historia reciente de España que se ha mantenido opaca, la de los creadores que se educaron antes de la guerra y tuvieron que vivir después de ella
Coinciden en la mesa de novedades dos libros de la editorial leonesa Eolas que rescatan a dos pintores que vivieron el siglo XX español intensamente, desde los iniciales años de agitación, llenos de cambios políticos y culturales, hasta el final del franquismo, pasando por la guerra y la postguerra. Se trata de la biografía de Luis Sáenz de la Calzada (León, 1912-1994), realizada por el también pintor Adolfo Álvarez Barthe, y de los diarios de Delhy Tejero (Toro, Zamora, 1904-Madrid, 1968), en edición que ha estado al cuidado de Tomás Sánchez Santiago y María Dolores Vila Tejero.
Ambos artistas vivieron su madurez en la España de la postguerra pero se formaron en el periodo anterior, es decir en la España inquieta de los primeros treinta años del siglo pasado.
El trabajo de Adolfo Álvarez Barthe nos presenta la aventura vital de Luis Sáenz de la Calzada, que llevó a cabo sus estudios en el proyecto de reformas educativas de raíz krausista propuestas por la Institución Libre de la Enseñanza. Calzada fue inquilino de la histórica Residencia de Estudiantes y miembro de la mítica compañía teatral La Barraca, dirigida por Federico García Lorca. De esta experiencia dejó testimonio en un libro que apareció en 1976 -publicado por la Revista de Occidente y reeditado en 1998 por la Residencia de Estudiantes y la Fundación Sierra Pambley- en el que plasmó sus vivencias en esos años universitarios con La Barraca, elaborando un relato de primera mano del tiempo inmediatamente anterior a la contienda civil de 1936 y, también, un interesante documento sobre la cultura, el teatro y la juventud de aquel periodo. Un libro que añade además las reflexiones de un hombre de más de sesenta años que se veía superviviente de una guerra y de un tiempo irrecuperable.
Sáenz de la Calzada desarrolló, después de la guerra, el resto de su existencia de forma callada en el franquismo, primero trabajando en el Teatro Nacional, rescatado por Luis Escobar para representar autos sacramentales, y luego volviendo a su ciudad natal para ejercer durante décadas la estomatología, sin dejar nunca de pintar y mostrar interés por las humanidades y las ciencias hasta morir en los primeros años noventa, ya bien asentada la democracia.
Su arte quedó adherido a las vanguardias que había conocido en los albores del siglo, tanto es así que aparece en el Diccionario de las Vanguardias en España, apuntando su autor, Juan Manuel Bonet, que Sáenz de la Calzada no produjo obra en el periodo que el libro estudia, pero sus cuadros, de cuatro o cinco décadas después, siguieron siendo los de un hombre de los años treinta. Pinturas oníricas casi siempre, arlequines, ángeles, figuras fragmentadas, fantásticas o durmientes en parajes solitarios, dalinianos o como los de Giorgio de Chirico.
Delhy Tejero, nació ocho años antes que Calzada y eso le permitió observar desde el principio los movimientos tectónicos que en el arte se produjeron al comienzo del siglo pasado en Europa. Se educó en Madrid, en la Escuela de Señoritas, equivalente femenino a la Residencia de Estudiantes fundada por la institucionista María de Maeztu para fomentar la formación universitaria entre las mujeres. Enseguida vio la necesidad de viajar: Tánger, Florencia, Capri, Bruselas, Roma, Nápoles, París… De la mano de Óscar Domínguez entró en contacto con el núcleo central de los surrealistas parisinos de Breton y expuso con Klee, Miró, Chagall, Man Ray, Max Jacob o Remedios Varo entre otros. También tuvo que vivir en un país muy distinto al que vio arrancar con el siglo una vez desencadenada la guerra civil, incluso así siguió trabajando junto a los artistas que, pese al aislamiento cultural de la dictadura, continuaron observando lo que ocurría en la escena internacional y trasladándolo a su obra, como Saura o Miralles.
Tomás Sánchez Santiago presenta los diarios de Delhy Tejero advirtiendo que no nos enfrentamos a una obra literaria concebida como tal, sino a un conjunto de escritos espontáneos y privados que no fueron redactados para su publicación. Es esto precisamente lo que les confiere una gran libertad y son un documento excepcional para conocer la sicología de una mujer que, naciendo en el medio rural de principios del siglo XX, fue artista y viajó sola por el mundo. «Lo único que siento -escribe Delhy en uno de los momentos más conmovedores de sus diarios- es el deseo inmenso de vivir. Esta gana, esta sed insaciable de todo. Que no se me llena. Deseo amar mucho, todo me gusta, tengo muchas ganas de cosas, de todo. (…) Es malo ser mediocre en todo pero serlo en arte es insoportable. (…) Siempre tan desordenada, sin estudio, sin nada, rodando de patrona en patrona, con desconfianza de todo el mundo (…) bastante he conseguido, hay que ver lo que significa poder estar sola en el extranjero».
Un camino hacia la soledad
La vida de Delhy desde que volvió a Madrid y hasta su fallecimiento fue un camino hacia la soledad. Su personalidad hiperestésica la hizo cada vez más ensimismada y fue acusando el paso del tiempo. Alojada en su estudio del centro de Madrid asistía a las tertulias del café Gijón observando como la fuerza vital de las vanguardias quedaba primero muda en el franquismo y luego daba paso a banales modas artísticas.
El acercamiento actual a estas figuras, como las de Sáenz de la Calzada y Delhy Tejero, ha de hacerse en la dirección que plantean estos dos libros, desde lo biográfico hasta la obra y no al revés; no deben analizarse exclusivamente como artistas de una etapa concreta de la historia, porque seguramente sea ya tarde para descubrir sólo su pintura. Hay que aproximarse a ellas como a personalidades cuya biografía de artistas relata una época que ha quedado opaca, la época oscurecida en la que vivieron los creadores que se educaron antes de la guerra y tuvieron que vivir después de ella, los que no murieron en el frente, los que no se exiliaron, los que no fueron a prisión pero tampoco la ganaron.
Sus figuras se prestan a ser interpretadas más allá de un análisis convencional de su obra.
LUIS SÁENZ DE LA CALZADA: Un ensayo biográfico
Diciembre 13, 2018 por Think in Spanish
En la Residencia de Estudiantes de Madrid el lunes 10, y en la biblioteca Azcárate de la Fundación Sierra Pambley de León el jueves 13 de diciembre, se presentó el ensayo sobre Luis Sáenz de la Calzada, escrito por el también pintor leonés Adolfo Álvarez Barthe.
No podrían haber sido otros los escenarios elegidos, teniendo en cuenta la vinculación del artista leonés con las dos instituciones, tan determinantes ambas, en su formación.
El ensayo de Barthe aborda con habilidad todas las aristas de la vida y la obra de Calzada pero, sobre todo, contextualiza su figura. De este modo, la lectura de este libro sumerge al lector en un recorrido intelectual que va desde el nacimiento de la Institución Libre de Enseñanza y su influyente Krausismo pedagógico hasta la muerte de Sáenz de la Calzada en 1994, pasando, desde luego, por los años fundamentales de la Residencia de Estudiantes donde formó parte de la que fuera la generación de creadores e intelectuales más brillante y fecunda del siglo XX español; el periodo de escenógrafo y actor en La Barraca de Lorca, la posguerra en el Teatro Nacional y los largos años del franquismo, a propósito de los cuales, se ha hablado del “exilio interior” de Calzada, no sin cierto reduccionismo, que Barthe nos aclara.
Álvarez Barthe construye su ensayo biográfico sobre Calzada en torno a tres ejes; a saber: la cronología vital, el contexto histórico artístico y las primeras vanguardias a las que se adscribe su obra y la simbología del lenguaje pictórico de Calzada.
A partir del primero, conocemos que Calzada fue pintor, actor, médico estomatólogo, biólogo, profesor de universidad y poeta, es decir, artista y científico, y tan poliédrica y humanista personalidad no dejó de ser productiva nunca. Ni siquiera renunció a su compromiso social, que por razones obvias no pudo ser político, durante los años de la dictadura de Franco.
De acuerdo con el segundo , sabemos que, en la Residencia de Estudiantes, Calzada estudió, conoció y tomó contacto con artes y ciencias, con tradición y vanguardia. Y de las primeras vanguardias, aunque se reconocen en su pintura casi todas o su particular realización de todas-escuela de Vallecas, cubismo, surrealismo… -es la Pintura Metafísica a la que mejor se alinea su lenguaje de pintor que fue, además, científico.
Finalmente, a través del tercero de los ejes que articulan este ensayo, nos adentramos en los símbolos recurrentes en la pintura de Sáenz de la Calzada: arlequines, ángeles, rostros de mujer, animales, durmientes… Barthe nos guía para reconocerlos e interpretarlos en la pintura del artista, y de nuevo, desde la tradición de la que forman parte.
Podríamos decir que, formalmente, esos tres ejes vertebran una geometría sin fisuras en la que narración, argumentación, erudición y exhaustividad de fuentes y citas dan sus frutos en un ensayo de extraordianario rigor intelectual. Dicho ensayo biográfico conforma el relato esencial sobre Luis Sáenz de la Calzada, y por ende, es imprescindible también cuando de los que se trata es de acercarse a las vanguardias artísticas de la primera mitad del Siglo XX español. Y en aquellas partes en las que el discurso fluye en clave de metáfora, es, además, excepcional y brillante. Quizá sea porque lo que sustenta este libro es un “diálogo” profundo entre pintores que han sido llamados ambos a ser “correas de transmisión”, es decir, cuando “importa lo que se recibe, cómo se recibe y, después, lo que se destila”.
Álvarez Barthe, A. (2018). Luis Sáenz de la Calzada: un ensayo biográfico. León, Eolas Ediciones.
El silencio de Luis Sáenz de la Calzada
Fue profeta de lo moderno. Digno representante de la ‘Generación de Plata’, como ‘hijo’ de la Institución Libre de Enseñanza y de la Residencia de Estudiantes, amigo y colaborador de Lorca, el polifacético médico, poeta, pintor y actor Luis Sáenz de la Calzada sigue siendo un gran olvidado. El artista Adolfo Álvazez Barthe le saca del injusto olvido en un libro…
10/12/2018
VERÓNICA VIÑAS | DIARIO DE LEÓN
La Residencia de Estudiantes era entonces una ‘cátedra’. El ‘faro’ de una España brillante como no lo había sido en décadas, quizá siglos. Un tiempo en el que León estuvo en la vanguardia. Luis Sáenz de la Calzada fue uno de sus alumnos brillantes. Olvidado en su tierra, en un León siempre tan cainita, el Centro Leonés de Arte (CLA), bajo el título El humanismo renaciente, le dedica ahora una retrospectiva, de la mano del también artista leonés Adolfo Álvarez Barthe, que esta tarde presenta en la Residencia de Estudiantes, a las 19.00 horas, el libro que dedica al compañero de Lorca en aquella experiencia excepcional que fue el teatro de La Barraca.
Luis Sáenz de la Calzada. Un ensayo biográfico no es una hagiografía sobre el polifacético médico, pintor, actor y poeta, sino un homenaje a la llamada ‘Generación de Plata’, con Dalí, Buñuel o Lorca como máximos representantes, truncada con el golpe de Estado de 1936 y exterminada con el franquismo atroz, intolerante y yermo. Barthe presenta también el libro en León el jueves, a las 20.00 horas, en la Fundación Sierra-Pambley.
«El personaje es complejo y estuvo muy callado», dice Álvarez Barthe sobre Sáenz de la Calzada, tras superar incontables trabas para ahondar en la personalidad de un intelectual que fue silenciado por la fuerza de la dictadura.
El libro, como muchas buenas historias, fue fruto de la casualidad. El director artístico del Instituto Leonés de Cultura (ILC), Luis García, hombre discreto y gran promotor cultural de la ciudad, le pidió a Álvarez Barthe que diera una conferencia con motivo de la donación del ‘legado’ de Sáenz de la Calzada por parte de sus hijas. Tras la conferencia, tanto Luis García como el editor Héctor Escobar (Eolas), le animaron a darle forma de libro. «Ha sido un trabajo muy gratificante, porque me ha permitido no sólo adentrarme en el personaje, sino ver muchas facetas de León», confiesa el autor.
Sáenz de la Calzada tuvo una vida, sin duda, de novela. Nacido en 1912 en el seno de una familia progresista, se formó imbuido por las ideas de la Institución Libre de Enseñanza y, como la mayoría de sus hermanos, tuvo la suerte de conocer uno de los mejores centros de creación e intercambio científico y artístico de Europa, la Residencia de Estudiantes, un lugar con una intensa actividad cultural y científica que acogió conferencias de las personalidades más brillantes de la época, como Einstein, Paul Valéry, Marie Curie, Stravinsky, Keynes, Calder, Gropius o Le Corbusier,
Por la ‘colina de los chopos’, como bautizó Juan Ramón Jiménez a la Residencia de Estudiantes, pasaron más de 40 leoneses. Fue una extensión lógica de la Institución Libre de Enseñanza, que tuvo en León su principal ‘centro de operaciones’. De hecho, sus fundadores, Francisco Giner de los Ríos, Gumersindo de Azcárate y Manuel Bartolomé Cossío, se reunían periódicamente en León.
A Sáenz de la Calzada Federico García Lorca le cambió la vida. Barthe dibuja el paisaje y el contexto que vivirá el alumno leonés en la Residencia de Estudiantes. «Federico tenía doce años más que yo. Cuando lo conocí, él ya había terminado sus estudios e iniciaba yo mi vida de estudiante de Medicina», contaba Sáenz de la Calzada, el único leonés que estuvo con el autor de Bodas de sangre en la emblemática compañía teatral La Barraca durante cuatro años, entre 1932 y el estallido de la Guerra Civil. Para Barthe, estos años son cruciales en la estética de Sáenz de la Calzada. «Sus cuadros», asegura, «parecen bocetos para teatro». El artista leonés llegó a pintar también algún decorado para Buñuel, que al final sufriría un largo exilio en México junto a su arquitecto Arturo Sáenz de la Calzada, hermano de Luis.
Chocolate con Lorca en León
«El teatro», según Álvarez Barthe, insufla en el médico leonés «una pasión infinita por todas las artes. «En 1933 estuvimos actuando en León. Representamos Fuenteovejuna y La tierra de Alvar González. Dormimos en el Hotel París y, a la mañana siguiente, al bajar a desayunar, Federico (García Lorca) pidió con toda seriedad a la señorita que nos sirviera ‘un chocolate chorpatélico, con un poco de ronronquelia’. No es difícil de imaginar la cara de la pobre camarera», contaba Sáenz de la Calzada.
La mayor parte de los intelectuales de su época que no perecen en la guerra tendrán que buscar refugio en otros países. A Luis Sáenz de la Calzada le salva Luis Escobar, marqués de las marismas del Guadalquivir y conocido por sus papeles en La escopeta nacional y Patrimonio Nacional, de Luis García Berlanga. «No se puede olvidar que yo perdí la guerra. Y me tocó perderla aquí, en León», contaba. «Luis Escobar me salvó la vida en aquellos momentos tan terribles. Dionisio Ridruejo le había encargado la fundación de la Compañía de Teatro Nacional y que había pedido que recorriera las ciudades y los pueblos representando autos sacramentales. Luis Escobar, entonces, necesitado de actores, me llevó con él a la compañía. Pasado el tiempo alguien de León me aseguró que mi vida se había salvado al haber marchado con Luis Escobar. Por ello, debo considerarle mi salvador».
Sáenz de la Calzada, que llegó a licenciarse en Biología y aprendió alemán para poder leer a los filósofos germanos, llevó a cabo con ironía un singular estudio de la mandíbula de San Juan Bautista que se preserva en San Isidoro. Álvarez Barthe considera fundamental «poner en valor a un imprescindible de León». Le sorprende que, tras numerosas entrevistas, «nadie me ha hablado mal de él». Sáenz de la Calzada fue fundador del CCAN en los setenta, un club que, además de amante de la naturaleza, era lugar de intercambio de libros prohibidos y donde se fraguaron los cuadros del aún no legalizado Partido Comunista.
Sáenz de la Calzada, que no ha tenido un reconocimiento a la altura de su talento, confesaba al filo de los 76 años: «Ya no me llaman como antes, pero tengo dos conferencias este verano. Por ahora, no me han marginado. Quien no tenga una vida interior, quien no tenga bastante con la soledad para sobrevivir, se encontrará arrinconado».
Referente cultural de la segunda mitad del siglo XX en León, la obra de Sáenz de la Calzada ha sido poco exhibida. Toda su obra, desde la más metafísica a la surrealista, representa el propio exilio interior del artista.
Joaquín Revuelta | 13/12/18 LNC de león
Adolfo Álvarez Barthe:
"No hay cuadro suyo que no tenga tintes literarios"
El comisario de la exposición sobre Luis Sáenz de la Calzada que acoge el CLA presenta este jueves un ensayo sobre su figura en la Fundación Sierra Pambley
La poliédrica figura del leonés Luis Sáenz de la Calzada es analizada por Adolfo Álvarez Barthe en el libro ‘Luis Sáenz de la Calzada. Un ensayo biográfico’ (Eolas ediciones), que el pasado lunes era presentado en la Residencia de Estudiantes en Madrid y este jueves, a partir de las 20:00 horas, tendrá su puesta de largo en la Biblioteca Azcárate de la Fundación Sierra Pambley de la capital leonesa, en un acto en el que el autor estará acompañado por la historiadora del arte Koré Escobar y por el editor de Eolas, Héctor Escobar. La edición de este libro sirve de complemento a la exposición retrospectiva ‘Calzada. El Humanismo Renaciente’, comisariada por el propio Álvarez Barthe y por Luis García, director del Departamento de Arte y Exposiciones del ILC, que desde el pasado 23 de noviembre y hasta el 20 de enero de 2019 puede visitarse en el Centro Leonés de Arte.
Álvarez Barthe comenta que cuando recibió el encargo de comisariar la exposición lo primero que pensó es que una figura tan poliédrica como Luis Sáenz de la Calzada era muy difícil de representar en una exposición. «Lo bueno es que él sí tiene varios ejes conductores en toda su vida. El primero es que este hombre viene de lo que entonces fue un León muy influido por la Institución Libre de Enseñanza. Él nace en el seno de una familia contagiada de entusiasmo institucionista. Su padre envía a sus siete hijos a la Residencia de Estudiantes en Madrid y allí reciben todo el gran legado del institucionismo. Entonces aquello estaba dirigido por Alberto Jiménez Fraud y allí conoce a Bartolomé Cossío, gente muy vinculada a León además, porque la Institución Libre de Enseñanza –por eso esta exposición también es necesaria– tuvo una enorme presencia en la provincia, hasta el punto de que el mayor número de alumnos que recibe la Residencia de Estudiantes en Madrid pertenece a la provincia de León», sostiene Álvarez Barthe, que recuerda que la Fundación Sierra Pambley es de inspiración institucionista y que Sáenz de la Calzada es en realidad «una correa transmisora al recibir y posteriormente destilar todos esos valores del institucionismo».
Portada del ensayo sobre Sáenz de la Calzada. | EOLAS EDICIONES
El comisario junto a Luis García de la exposición ‘Calzada. El Humanismo Renaciente’ y autor de la publicación que este jueves se presenta en la Biblioteca Azcárate de la Fundación Sierra Pambley está convencido de que no solo se le debe a Luis Sáenz de la Calzada esta amplia retrospectiva de su obra sino que «todos debemos sentirnos herederos y deudores del probablemente mejor León que ha existido, y no estoy hablando de un León poseedor del Grial, de un León fantasioso y fabulesco, sino de un León histórico y real, truncado por la Guerra Civil, pero luego sostenido muy dignamente por las personas que intervinieron en aquel proyecto. Si queremos ser herederos de algo bueno es sobre todo de esto, por eso creo que desde los medios de comunicación debéis dar la relevancia que merece no tanto la exposición como el personaje, porque es nuestro único vínculo con probablemente la única época en León donde se vivió una reforma pedagógica revolucionaria», asegura.
El autor del ensayo reconoce que todos los hermanos de Luis Sáenz de la Calzada se vieron igualmente imbuidos por el espíritu institucionista. «Arturo Sáenz de la Calzada, al que León también le debe una gran exposición, entre otras cosas porque fue Premio Nacional de Arquitectura en 1935, se vio obligado a exiliarse en México y allí fue el artífice de los decorados de las películas que Luis Buñuel realizó en ese país. Ya digo, es una familia de sello institucionista, en la que unos se vieron abocados al exilio y en el caso de Luis, después de estar en La Barraca, pudo enmascararse en el Teatro Nacional, al que le llama Luis Escobar, y desarrollar su labor como actor profesional hasta 1948».
Preguntado por qué campo de los muchos que cultivó Sáenz de la Calzada en vida merece ser recordado, Álvarez Barthe remite a una afirmación del polifacético personaje que reconoce que nunca renunciaría a ser pintor. «Él aprende pintura con José Moreno Villa en la Residencia de Estudiantes. Moreno Villa era pintor, bibliotecario, archivero y hombre muy obsesionado con los emblemas. Esa faceta emblemática la recoge de Moreno Villa Luis Sáenz de la Calzada, por lo que no hay cuadro suyo que no tenga tintes literarios», reconoce el comisario de la muestra, que del mismo modo asegura que en la literatura de Sáenz de la Calzada «hay tintes pictóricos y también científicos».
Sobre el ensayo publicado por Eolas Ediciones que fue presentado el pasado lunes en la Residencia de Estudiantes, su autor se mostró muy satisfecho de que le acompañara en el acto en Madrid Ana María Arias de Cossío, catedrática de Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid y presidenta de la Fundación Jiménez Cossío. La elección de la Fundación Sierra Pambley para la presentación de este jueves en León está más que justificada, «no solo por su estrecho vínculo con la Institución Libre de Enseñanza sino también por el hecho de que Sáenz de la Calzada fue vocal cuando la Fundación recuperó la facultad para nombrar su patronato, no el secuestrado en el año 1936», comenta Álvarez Barthe, que también quiere destacar el hecho de que Luis Sáenz de la Calzada fue el primer presidente que tuvo el CCAN, «que entonces servía sobre todo para intercambiarse libros prohibidos y organizar los cuadros del Partido Comunista, porque él también tiene detrás una importante labor política».
Barthe desvela en un ensayo biográfico la poliédrica personalidad de
Sáenz de la Calzada
tamtampress 13 de diciembre de 2018
Por CAMINO SAYAGO
El pintor Adolfo Álvarez Barthe rescata del olvido a uno de los grandes humanistas que ha dado la ciudad de León, Luis Saénz de la Calzada, en un libro publicado por Eolas que se sumerge en su poliédrica biografía. La editorial eligió para su presentación la mítica Residencia de Estudiantes (Madrid), de la que el intelectual leonés fue alumno. Ahora la cita se traslada a la Biblioteca Azcárate de la Fundación Sierra Pambley (León), de la que fue patrono en la restauración democrática. Será este jueves 13 de diciembre, a las 20:00 horas.
‘Luis Saénz de la Calzada, un ensayo biográfico’. Es el título de este trabajo de investigación del pintor Adolfo Álvarez Barthe con el que busca resaltar la poliédrica personalidad del artista leonés, justo a un cuarto de siglo de su muerte y a través de 24 aproximaciones a su obra y persona, que desvelan muchas de sus desconocidas facetas. Para Barthe, este es el punto de partida de su inmersión en este personaje imprescindible en la historia de León y que le ha llevado a plantearse su relación con la vanguardia, tanto nacional como internacional, la Institución Libre de Enseñanza y la Residencia de Estudiantes. “Entrevistando a quienes lo conocieron y trataron, uno advierte que formó parte de muchos de los herméticos círculos culturales de la ciudad de León que suelen negarse los unos a los otros. En ese sentido, Calzada representaría el papel mediador entre tantas incomunicables facetas del diamante cultural que es nuestra provincia”.
Calzada frecuentó la madrileña Residencia de Estudiantes; formó parte, dirigido por Federico García Lorca, del elenco de actores de La Barraca; se sumó a las vanguardias que, durante los años veinte y treinta, se ensayaron en Madrid; sobrevivió, enmascarado en el Teatro Nacional, a la Guerra Civil y a una dura posguerra; y durante el franquismo se convirtió en un poeta secreto. “Su papel al final del franquismo fue determinante. Nombrado primer presidente del CCAN a principios de los setenta, defendió los intereses ecológicos de la provincia leonesa a la vez que organizó un eficaz circuito de préstamo de libros entonces prohibidos y promovió el ordenamiento de los cuadros directivos de los partidos de izquierdas”, detalla Barthe.
Además Luis Saénz de la Calzada practicó la odontología y el magisterio universitario en León, ciudad en la que ejerció sus muchas vocaciones mientras preparaba el camino de la transición democrática.
“El estudio de su figura pone en evidencia las fórmulas narcotizantes de otros estudios, como el del Santo Grial, que no tienen nada de históricos, mientras que la gestión de la Institución Libre de Enseñanza (demonizada durante la guerra civil y el franquismo nacional católico) revolucionó pedagógicamente nuestra provincia. Cada cual elija el León del que quiere o se siente deudor”.
El libro, publicado por la editorial Eolas con la colaboración de la Diputación de León, se presentó en Madrid el pasado 10 de diciembre, en la mítica Residencia de Estudiantes lugar en el que Calzada nació para el conocimiento y para las artes. En esa ocasión Barthe estuvo acompañado por Ana María Arias de Cossío, Catedrática emérita de Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid. En León, contará con Koré Escobar, responsable del Departamento de Registro del MUSAC.
Algunas claves de su obra
En la obra de Saénz de la Calzada, como en su personalidad, afloran las experiencias vitales que marcaron toda su trayectoria. Y una de ellas fue su paso por el Teatro Nacional (como actor y escenógrafo profesional) durante la inmediata posguerra, vital para entender algunas de las claves de su pintura. “En esta etapa colaboró con los grandes figurinistas de la época (todos escondidos y enmascarados en la compañía teatral dirigida por Luis Escobar): José Caballero, Víctor Cortezo y Juan Antonio Morales”.
Su interés y curiosidad por los descubrimientos científicos también fueron fundamentales para enriquecer su discurso. “ No descuidó jamás el estudio de las novedades de la ciencia, sobre todo lo que concierne a la Biología y a la Física, con lo cual su lenguaje artístico, si bien anclado en las vanguardias de los años veinte y treinta, evolucionó para poder ilustrar las teorías de la relatividad de Einstein y la de incertidumbre de Heisenberg”.
Webs de las fuentes
En la persona de LUIS SÁENZ de la CALZADA (1912-1994) se cifra una provincia de León influida por la Institución Libre de Enseñanza que, para los más avisados y memoriosos, ya sólo se celebra en algunos nombres del callejero leonés. Y, sin embargo, gracias a los principios institucionistas León participó en un proyecto de reforma pedagógica que desarrolló poderosos vínculos con la capital de España. Calzada frecuentó la madrileña Residencia de Estudiantes; formó parte, dirigido por Federico García Lorca, del elenco de actores de La Barraca; se sumó a las vanguardias que, durante los años veinte y treinta, se ensayaron en Madrid; sobrevivió, enmascarado en el Teatro Nacional, a la Guerra Civil y a una dura posguerra; durante el franquismo se convirtió en un poeta secreto; practicó la odontología y el magisterio universitario en León, ciudad en la que ejerció sus muchas vocaciones mientras preparaba el camino de la transición democrática.
La exhibición de su obra pictórica plantea algunos problemas. En primer lugar, no es fácil determinar un itinerario cronológico, pues Calzada no databa sus obras, salvo aquellas que hacían de la fecha de ejecución la clave de la pieza. Tampoco disponemos de registros suficientes y solventes para establecer la diacronía de su trabajo. Así que hemos optado por una solución sincrónica, reagrupando lienzos, tablas y papeles alrededor de los temas que, durante su dilatada experiencia artística, no dejó de tratar: arlequines y ángeles como seres mediadores, animales que reflejen mitos y nos instruyan sobre la evolución convergente, ojos heterotópicos, seres durmientes, lo mistérico en la mujer, la máscara y el teatro, lo enigmático del círculo, los autorretratos como emblemas y la pervivencia del legado artístico de sus amigos fallecidos.
Otro problema añadido es la multiplicidad de formatos, técnicas y soportes utilizados. La solución que ofrecemos, para el montaje de la exposición, consiste en aceptar resignadamente tal variedad y mostrarla con la deliberada intención de abundar en las muchas vocaciones de Calzada. Algunos dibujos parecen ilustraciones de tratados científicos, mientras que no pocos cuadros le deben tanto a las primeras vanguardias y a su experiencia teatral como a las nuevas teorías científicas. Al fin y al cabo, Calzada sintió como misión, al igual que todos los sabios, la celebrada unión alquímica de los contrarios: la de estilos artísticos que se excluían, la de épocas de España que se negaban la una a la otra y la de una ciencia que se apartaba de las humanidades.
Adolfo Álvarez Barthe
FOTOS EXPOSICIÓN, INAUGURACIÓN Y VISITAS GUIADAS
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HOMENAJE A LUIS SÁENZ DE LA CALZADA
El pasado día 2 de diciembre tuvimos la suerte de asistir a una visita guiada a la exposición de pintura “Calzada” en el edificio del Centro Leonés de Arte en la calle Independencia de León. La visita estaba preparada para nosotros, los miembros de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de León, por el Espacio Cultural y dirigida por el comisario de dicha exposición y amigo de la asociación, D. Adolfo Álvarez Barthe (www.adolfoalvarezbarthe.com). Allí nos encontramos un buen número de socios, deseosos de saber.
Disfrutamos doblemente en aquella visita: primero, por tener la ocasión de conocer directamente la obra pictórica de Luis Sáenz de la Calzada, leonés de pro y desconocido hasta ahora para la mayoría de nosotros, con una muestra amplia y rica de sus cuadros y, segundo, por poder entrar en el significado y en la técnica de un pintor de la mano de otro pintor que le conoció en su juventud y sabe cuál es el trasfondo y el sentido de cada uno de los temas.
Calzada, humanista de amplio recorrido, fue médico y estomatólogo que ejerció en León, biólogo, profesor universitario, actor miembro del equipo de la Barraca de García Lorca en su juventud, comprometido con sus ideas y alumno de la Residencia de Estudiantes en Madrid, donde convivió con lo más significativo de la generación del 27. Y, naturalmente, además de todas esas dedicaciones, sorprende la amplitud y la profundidad de su obra pictórica.
Adolfo Álvarez Barthe, con gran erudición y claridad, nos explica brevemente los datos biográficos que condicionan la obra. La relación de Calzada en su época universitaria con la Institución Libre de Enseñanza, con conexiones leonesas y con gran afán de modernizar la enseñanza y las manifestaciones culturales, le marcan desde su juventud.
En cuanto a la obra pictórica expuesta, nos hace notar el comisario el profundo sentido de cada cuadro y su encaje en los estilos de la época. Se le puede asimilar a la llamada Escuela de Vallecas de los años 20 porque mantiene con ellos el mismo tipo de lenguaje pictórico que responde al estilo de las primeras vanguardias, cubismo y surrealismo, donde queda anclado sin evolucionar, muy conscientemente, a otros estilos de la época que luego no tuvieron tanto eco.
La exposición está didácticamente presentada con el fin de poder dar a conocer los distintos temas que fueron tratados por Calzada. Empezamos viendo las estructuras arquitectónicas que idearon algunos miembros de la llamada Escuela de Vallecas y que ilustra claramente la obra “Forma”. Después, los arlequines, tan repetidos y con tantos significados. Los ángeles, que aparecen en poesías, relatos y pinturas de la generación del 27 y que Calzada plasma una y otra vez. Los animales y el bestiario, desde los caballos a los pájaros. Las figuras femeninas, variadas, sutiles, soñadoras y delicadas unas y originales y creativas otras como la que titula “El mecanismo de la Asunción”.
Al final entendemos el significado del juego de las bolas entre los dedos en “malabarista” y el sentido de los “ojos heterotópicos”, cuando hay varios repetidos y están fuera de sitio. Sin una buena explicación como la que hemos tenido nos habríamos perdido la esencia de esta exposición. Gracias a Adolfo por desentrañarnos los misterios de la pintura de Calzada.
Charo Barrientos
Sáenz de la Calzada cabalga de nuevo
MARCELINO CUEVAS 23/11/2018 LEÓN
Luis Sáez de la Calzada fue médico, poeta, actor, pintor, político… fue, en definitiva, uno de los personajes más importantes de la cultura leonesa en el siglo XX. Ha pasado ya mucho tiempo desde su desaparición, pero nunca es tarde para recobrar su figura, para poner en valor su recuerdo. Esta tarde, bajo los auspicios del Instituto Leonés de la Cultura de la Diputación Provincial, se inaugura una magna exposición de su obra pictórica, titulada Calzada. El humanismo renaciente. Y se anuncia la pronta presentación de un libro que glosa la figura de Sáez de la Calzada y que contiene un profundo estudio biográfico del personaje, a cargo del pintor también leonés Adolfo Álvarez Barthe.
La biografía de Adolfo Álvarez Barthe será presentada en la madrileña Residencia de Estudiantes el día 10 de diciembre; y en León, el 13 del mismo mes en la Biblioteca Azcárate de la Fundación Sierra Pambley. En el libro Barthe intenta entender «en qué marco nace Calzada, que fue un marco bajo la influencia de la Institución Libre de Enseñanza, a la que el padre de Calzada envió a estudiar a sus siete hijos».
La exposición ha sido comisariada por Adolfo Álvarez Barthe y Luis García, quien explica: «El motivo de la muestra, es hacer público el reconocimiento y agradecimiento de la Diputación de León por la importante y significativa donación de obras del artista —que no se encontraba representado en la colección adecuadamente— y que la familia de Luis Sáenz de la Calzado realizó a los fondos de la colección de Arte Contemporáneo de la Diputación de León ILC. Un conjunto amplio integrado por 31 obras pictóricas de gran valor artístico y destacada significación, algunas de las cuales participaron en la gran retrospectiva que de su obra se realizó en Madrid en las salas del Cuartel del Conde Duque, también un mural al temple y varios cuadernos, pequeños manuscritos con varios dibujos y apuntes, hasta un total de 75 obras diversas».
Sobre Calzada comenta Adolfo Álvarez Barthe: «Frecuentó la madrileña Residencia de Estudiantes; formó parte, dirigido por Federico García Lorca, del elenco de actores de La Barraca; se sumó a las vanguardias que durante los años veinte y treinta se ensayaron en Madrid; sobrevivió, enmascarado en el Teatro Nacional, a la Guerra Civil y a una dura posguerra; durante el franquismo se convirtió en un poeta secreto; practicó la odontología y el magisterio universitario en León, ciudad en la que ejerció sus muchas vocaciones mientras preparaba el camino de la transición democrática».
Obras sin tiempo
Álvarez Barthe dice sobre la exposición que hoy se inaugura: «La exhibición de su obra pictórica plantea algunos problemas. En primer lugar, no es fácil determinar un itinerario cronológico, pues Calzada no databa sus obras, salvo aquellas que hacían de la fecha de ejecución la clave de la pieza. Tampoco disponemos de registros suficientes y solventes para establecer la diacronía de su trabajo. Así que hemos optado por una solución sincrónica, reagrupando lienzos, tablas y papeles alrededor de los temas que, durante su dilatada experiencia artística, no dejó de tratar: arlequines y ángeles como seres mediadores, animales que reflejen mitos y nos instruyan sobre la evolución convergente, ojos heterotópicos, seres durmientes, lo mistérico en la mujer, la máscara y el teatro, lo enigmático del círculo, los autorretratos como emblemas y la pervivencia del legado artístico de sus amigos fallecidos». Resume el pintor e intelectual: «Al fin y al cabo, Calzada sintió como misión, al igual que todos los sabios, la celebrada unión alquímica de los contrarios: la de estilos artísticos que se excluían, la de épocas de España que se negaban la una a la otra y la de una ciencia que se apartaba de las humanidades»
J.R. | 26/11/2018 La Nueva Crónica
Una persona singular dentro del espacio creativo del León de postguerra
Pintura El Centro Leonés de Arte acoge hasta el 20 de enero de 2019 una exposición dedicada a la figura de Luis Sáenz de la Calzada, que reúne 76 obras
'Calzada. El Humanismo Renaciente’ es el título de la exposición que el pasado viernes se inauguró en el Centro Leonés de Arte (CLA) dedicada a la figura del médico, pintor, actor, profesor universitario, biólogo y escritor de variados géneros, Luis Sáenz de la Calzada (1912-1994), inauguración que contó con numeroso público y la presencia de miembros de la familia del artista, además del director del Departamento de Arte y Exposiciones del ILC, Luis García, y del comisario de la exposición, Adolfo Álvarez Barthe, autor asimismo de un libro que profundiza en la biografía de Sáenz de la Calzada, incorporando nuevos planteamientos y enfoques de su figura en relación con las conexiones con la vanguardia española, con la Institución Libre de Enseñanza, la residencia de Estudiantes, La Barraca, Alberto Sánchez o García Lorca, entre otros muchos intelectuales de la época.
De Chirico a Alberto Sánchez
Para Luis García, mucho podría hablarse de cómo destacó en tan diversos campos, pero Calzada dijo de sí mismo que su vida carecía de importancia y que se consideraba como "un simple eslabón, muy poco importante –tal vez necesario– en esta apasionante cadena vital que se iniciara hace cuatro mil millones de años".
Su obra –sostiene García– se encuentra dentro del territorio de la recuperación y construcción de la forma, a partir de la disolución de las formas planteadas por el cubismo, tomando su pintura dos enfoques muy característicos de la época, una vertiente que procede del mundo italiano clásico revisado, con derivas hacia la pintura metafísica de Georges de Chirico y por otro el territorio del neosurrealismo Picassiano y específicamente de Alberto Sánchez, si bien es cierto que la carga simbólica, crítica, e incluso la tensión expresionista surge con intensidad en muchas de sus obras de forma subyacente o explícita.
Sin duda, una muestra que nos facilitará una aproximación a una persona singular dentro del espacio creativo e intelectual de León en la postguerra española Por su parte, Adolfo Álvarez Barthe, comisario de la exposición, considera que la exhibición de su obra pictórica plantea algunos problemas. "En primer lugar, no es fácil determinar un itinerario cronológico, pues Calzada no databa sus obras, salvo aquellas que hacían de la fecha de ejecución la clave de la pieza. Tampoco disponemos de registros suficientes y solventes para establecer la diacronía de su trabajo. Así que hemos optado por una solución sincrónica, reagrupando lienzos, tablas y papeles alrededor de los temas que, durante su dilatada experiencia artística, no dejó de tratar: arlequines y ángeles como seres mediadores, animales que reflejen mitos y nos instruyan sobre la evolución convergente, ojos heterotópicos, seres durmientes, lo mistérico en la mujer, la máscara y el teatro, lo enigmático del círculo, los autorretratos como emblemas y la pervivencia del legado artístico de sus amigos fallecidos".
Para Luis García se trata de una muestra de gran interés para la cultura leonesa, que se encuadra perfectamente dentro de la vertiente de trabajo del Departamento de Arte y Exposiciones dedicada a la recuperación de artistas leoneses de relevancia en el ámbito de la pintura. "Sin duda, una muestra que nos facilitará una aproximación a una persona singular dentro del espacio creativo e intelectual de León en la postguerra española".
El CLA recupera la obra pictórica
del artista e intelectual leonés Luis Saénz de la Calzada
Por CAMINO SAYAGO
Desde el 23 de noviembre y hasta el 20 de enero el Centro Leonés de Arte CLA acogerá la retrospectiva ‘Calzada. El Humanismo Renaciente’, dedicada a este creador leonés de gran relevancia nacional. Está integrada por 152 piezas– pintura, dibujos y serigrafía- y gran parte de ella la forman los fondos correspondientes a la donación que realizó la familia de Luis Sáenz de la Calzada (1912 – 1994) a la Diputación de León en 2016. La inauguración tendrá lugar este viernes 23 de noviembre a las 20:00 horas.
En total la exposición reúne 76 obras, 62 pinturas, 13 dibujos y 1 serigrafía. De los fondos correspondientes a la donación de la familia -75 obras entre pinturas y dibujos, y un mural- se han seleccionado 31 obras, algunas de las cuales formaron parte de una gran retrospectiva que se realizó en Madrid en las salas del Cuartel del Conde Duque. Además se suman varios cuadernos, pequeños manuscritos con varios dibujos y apuntes, hasta un total de 75. Otras 45 obras corresponden a obras cedidas temporalmente por coleccionistas privados y familiares del artista.
La muestra, comisariada por Adolfo Álvarez Barthe y Luis García Martínez, recorre aunque no de forma cronológica diferentes etapas de la pintura de Luis Saénz de la Calzada y se inscribe en el programa que lleva a cabo el Departamento de Arte y Exposiciones del ILC para recuperar a los artistas leoneses más destacados del ámbito de la pintura, que en este caso condensa, además, una larga trayectoria y una gran proyección nacional e internacional.
Luis Saénz de la Calzada fue una persona atípica en el ambiente creativo e intelectual del León de la postguerra. Fue actor, pintor, médico, profesor universitario, biólogo y escritor. Un humanista. Estudió en la Residencia de Estudiantes de Madrid entre 1929 y 1936 y se identificó con los valores de la Institución Libre de Enseñanza. Mantuvo una estrecha relación con importantes figuras del momento, entre ellas Federico García Lorca, con el que trabajó como actor en la Barraca y el escultor Alberto Sánchez, fundador de la Escuela de Vallecas; también otros muchos artistas, como el pintor Benjamín Palencia. “El motivo de la muestra es hacer público el reconocimiento y agradecimiento de la Diputación de León por la importante y significativa donación de obra s del artista (que no se encontraba representado en la colección adecuadamente) que la familia de Luis Sáenz de la Calzada realizó a los fondos de la colección de Arte Contemporáneo de la Diputación de León”, explica Luis García, responsable del Departamento de Arte y Exposiciones del ILC.
La producción pictórica de Saénz de la Calzada se sitúa en el territorio de la recuperación y construcción de la forma. “A partir de la disolución de las formas planteadas por el cubismo, su pintura adopta dos enfoques muy característicos de la época, una vertiente que procede del mundo italiano clásico revisado, con derivas hacia la pintura metafísica de Georges de Chirico y por otro el territorio del neosurrealismo Picassiano y específicamente de Alberto Sánchez, si bien es cierto que la carga simbólica, crítica e incluso la tensión expresionista surge con intensidad en muchas de sus obras de forma subyacente o explícita”.
Un ensayo biográfico
Además de la producción de esta exposición en el CLA, la institución provincial colabora en una publicación con la editorial Eolas, que recoge la investigación que sobre el intelectual ha realizado el artista plástico Adolfo Álvarez Barthe. Un libro que lleva por título ‘Luis Saénz de la Calzada, un ensayo biográfico’. “Este libro es el resultado de años de trabajo, de investigar documentación muy diversa sobre su figura. Supone también un complemento de la exposición, una inmersión en su biografía que me ha llevado a plantearme su relación con la vanguardia, tanto nacional como internacional, así como con la Institución Libre de Enseñanza y la Residencia de Estudiantes”, asegura su autor.
El libro se presentará en Madrid el próximo 10 de diciembre, en la mítica Residencia de Estudiantes. En esta ocasión Barthe estará acompañado por Ana María Arias de Cossío, Catedrática emérita de Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid. En León, la presentación tendrá lugar el 13 de diciembre en la Fundación Sierra Pambley y contará con Koré Escobar, responsable del Departamento de Registro del MUSAC.
Luis Saénz de la Calzada y Federico García Lorca en La Barraca.
VIDEO EN LA EXPOSICIÓN
El Departamento de Arte y Exposiciones del Instituto Leonés de Cultura le informa de las actividades previstas para el próximo sábado día 11 de noviembre a las 17,30 h. en el Centro de Interpretación del Clima de La Vid de Gordón con motivo de la exposición “Estratos Fracturados”
Conferencia de Adolfo Álvarez Barthe sobre el intelectual y pintor
Luis Sáenz de la Calzada
(Una nueva visión que aporta enfoques de gran interés sobre la figura del artista)
La actividad es gratuita hasta completar el aforo
Luis García Martínez
Director del Departamento de
Arte y Exposiciones
Instituto Leonés de Cultura
«A Sáenz de la Calzada hay que estudiarle como pintor español»
MARCELINO CUEVAS | LEÓN
Parece milagroso pero es una auténtica realidad. El Centro de Interpretación del Clima de La Vid de Gordón sigue manteniendo un interminable programa de actividades en torno a la exposición Estratos fracturados. Mañana sábado, a las 17.30 horas, el pintor Adolfo Álvarez Barthe pronunciará una conferencia sobre el intelectual y también pintor leonés Luis Sáenz de la Calzada.
—¿Cómo ha llegado a interesarle la persona y la obra de Sáenz de la Calzada?
—Primero por el trato humano que mantuve con él. Coincidimos en los últimos diez años de su vida. Desde el primer momento me pareció un hombre muy sabio que destilaba conocimiento. Es una de las personas más importantes de cuantas se han cruzado en mi vida.
—Dentro de la pintura leonesa ¿dónde se puede encuadrar la figura de Sáenz de la Calzada?
—Fue un artista que hasta ahora no ha sido historiado, si bien es verdad que en el libro de Alonso sobre los pintores leoneses él aparece en lugar de honor. Pero después de ese estudio nadie se ha fijado en su obra, si exceptuamos una pequeña publicación de la Fundación Vela Zanetti de 1997. Sí se ha realizado una gran exposición y un estupendo catálogo en el madrileño Centro Cultural de la Villa. Para historiar a Calzada quizá las categorías tengan que crecer. No solamente hay que estudiarle como protagonista de la pintura leonesa, sino como pintor español, porque él se formó en Madrid. Allí coincidió con toda la generación del 27 y con todo lo que se había preparado en los años veinte para asumir las vanguardias en España.
—Defínanos a Calzada como pintor.
—Llegó a Madrid en el año 1929. Estudió en la Residencia de Estudiantes creyendo en todos los valores de la Institución Libre de Enseñanza y es allí donde conoce a José Moreno Villa, que entonces impartía allí lecciones de Historia del Arte y que fue uno de los introductores de las vanguardias en España. Aquí, las vanguardias no habían llegado de una manera normal, el que pretendía ser vanguardista se iba a París y allí se quedaba, hasta que llegó el movimiento de Retorno al Orden y es capitalizado por Moreno Villa y otros artistas como José Caballero, Alberto Sánchez, Benjamín Palencia… y Calzada está esta en eso. Su pintura mantiene siempre una referencia a aquellos años. No es pintor que venga de la sensibilidad él viene del Retorno al Orden dentro de las vanguardias.
—Pero Sáenz de la Calzada tuvo otras muchas actividades…
—Fue un hombre de múltiples facetas. Fue biólogo, profesor universitario en Madrid, conferenciante, escritor y actor profesional varios años, después de dejar La Barraca estuvo con Luis Escobar haciendo teatro por toda España. También hay que recordarle como científico, fue Académico de Medicina en Oviedo. Hablamos de un hombre multifacético que en sus memorias dijo que el «no creía que fuera un hombre de importancia. Que solamente se consideraba un eslabón poco importante, pero quizás necesario, para la evolución».
—Y todo esto ¿cómo se reflejará en su conferencia?
—Valorando su actividad como correa de transmisión de conocimientos y pensamientos. Hoy día tenemos instrumentos para estudiar su periodo formativo, que es una época poco estudiada. Ya se han publicado muchas cosas y puede hablarse de lo que fueron los años 20 y primeros 30 en Madrid referido a la vanguardia, a las artes y a la ciencia, por la capital de España pasaron casi todas las grandes figuras internacionales del momento. En la conferencia pretendo centrar a Sáenz de la Calzada en torno a su iconografía. Intentaré explicar, a través de su obra, cuál es su mensaje, para dar a conocer sus múltiples facetas humanas.
Lugar: Centro del Clima. La Vid de Gordón.
Adolfo Álvarez Barthe:
"Todo lo hacía bien"
LA NUEVA CRÓNICA.
Fulgencio Fernández 11/11/2017
El pintor leonés abordará las diversas facetas artísticas y personales del polifacético Luis Sáenz de la Calzada en una conferencia en el Centro del Clima de La Vid de Gordón
Luis Sáenz de la Calzada es un personaje fundamental de la cultura leonesa del siglo XX, aunque tal vez demasiado olvidado, un tipo impresionante en lo humano, amigo y compañero de Lorca en La Barraca, seguidor de los postulados de la Institución Libre de Enseñanza, vanguardista «de la mano» de Moreno Villa... tantas cosas: actor, pintor, médico, profesor universitario, biólogo, escritor de variados géneros y hasta fundador y presidente del CCAN. Hoy es el protagonista de la conferencia que pronuncia en elCentro del Clima de La Vid (17:30 horas) otro artista, el pintor leonés Adolfo Álvarez Barthe, dentro del ciclo de actividades paralelas a la exposición Estratos fracturados, que podrá visitarse hasta el 28 de enero.
– ¿Cómo se acerca un pintor a otro pintor hasta sentir la fascinación que no oculta que tiene por Luis Sáenz de la Calzada?
– Porque compartimos el mismo imaginario. Un imaginario que incluye símbolos y no poca literatura. Porque conocíamos las mismas canciones populares. Y porque Maruja, su mujer, me aceptó.
– ¿Es el polifacético Luis Sáenz de la Calzada uno de los nombres más importantes de la cultura leonesa del último siglo?
– Sin duda. Saénz de la Calzada recibe las vanguardias de los años 20 y 30 en Madrid de las revistas nacionales e internacionales que leyó en la Residencia de Estudiantes madrileña y de los protagonistas de esas vanguardias: Stravinsky, Poulanc, Moreno Villa , Alberto Sánchez, José Caballero, Benjamín Palencia y tantos otros. Después viene a León y trabaja intensamente durante toda su vida.
– Calzada fue actor, pintor, profesor, médico, biólogo, escritor… ¿Cómo es posible? ¿Tendrá mucho que ver que en su vida tuvo el privilegio, o el acierto, de estar cerca de personalidades de la talla de García Lorca, en La Barraca; Jiménez Fraud, en la Residencia de Estudiantes; José Moreno Villa, Benjamín Palencia y tantos otros? ¿Quiso generosamente transmitir lo mucho que recibió de ellos?
– Calzada fue un hombre llamado a muchas vocaciones. Hace unos años las profesiones, el amor doméstico, los hijos y el estudio no eran incompatibles. Había tiempo y en el espacio una persona ingeniosa hacía muchas cosas. Además, lo que Calzada había recibido en su juventud fue un enorme tesoro que pudo colmar su madurez. Lo colmó haciendo su obra y vertiéndolo en personas jóvenes.
– ¿Qué aspecto de sus numerosas facetas destacaría más?
– Todas. Yo no le vi pescar, pero estoy seguro que hasta eso lo haría con mesura. La mesura, en lo público y en lo privado, era su sello.
– ¿Fue Sáenz de la Calzada un ejemplo de tolerancia y convivencia en una ciudad como León, donde hizo de todo sin estridencias, incluso ser socio fundador del CCAN?
– Calzada participó del credo de la Institución Libre de Enseñanza. Eso le facultó para la convivencia y para la tolerancia. Tenía algo que muy pocas personas tienen: despertaba un inmenso respeto en sus interlocutores. Sus vocaciones encontraron aliados, no enemigos.
– Imagino que, entre pintores, la faceta plástica de Calzada tendrá un espacio importante en la conferencia que hoy pronuncia en La Vid ¿Qué destacaría de él? ¿Cómo pudo el leonés ser un vanguardista en tiempos difíciles desde una ciudad lejana?
– No hay ciudades lejanas para la vanguardia. Calzada, además, perteneció a una de las vanguardias menos estudiadas: la del Retorno al Orden. Cada vez disponemos de más instrumentos para evaluar aquella época. Esta conferencia supone un pasito más en su valoración.
– ¿Cómo abordará tantas facetas en una sola conferencia?
– Mucho podría hablarse de cómo destacó Sáenz de la Calzada en tan diversos campos, es evidente. Pero fue él quien dijo de sí mismo que su vida carecía de importancia y que se consideraba como «un simple eslabón, muy poco importante –tal vez necesario- en esta apasionante cadena vital que se iniciara hace cuatro mil millones de años”. Por esta razón yo, que traté con Luis en los últimos años de su vida, ha preferido estudiar su figura en el contexto histórico y cultural en el que tan polifacética persona se formó. Importa señalar lo que se recibe, cómo se recibe y lo que, después, se destila.
– ¿Tiene León una deuda con Luis Sáenz de la Calzada?
– No. Yo no he conocido a nadie en León que no valorara su persona y su obra. Otra cosa es que haya obra inédita, sobre todo literaria. Y otra cosa también es la poca memoria que parecen tener los agentes culturales de la ciudad. Cómo puede olvidarse a un pintor que cubre, con sus telas, tantas paredes de tantos hogares de León. No es bueno cambiar memoria por oscuros intereses.
Video de la Conferencia
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