El artista leonés Adolfo Álvarez Barthe repasa su trayectoria de más de dos décadas en ‘Pervivencias’
Desde el viernes pasado y hasta el próximo 11 de marzo, la sala Provincia del Instituto Leonés de Cultura acoge la muestra ‘Pervivencias’, del artista leonés Adolfo Álvarez Barthe, que en palabras del diputado de Cultura, Marcos Martínez, se plantea como “un breve y sintético esquema de la trayectoria plástica que durante algo más de dos décadas ha desarrollado un creador tan destacado como Barthe”, al que Martínez califica como “un maestro clásico y al mismo tiempo actual de la pintura, el dibujo y la delicada técnica del temple, un pintor con mayúsculas que cuenta con un amplio y relevante bagaje expositivo”.
El carácter eminentemente didáctico con que se ha planteado esta muestra tuvo el viernes como primer episodio una conferencia por parte de Álvarez Barthe en la que explicó algunas de las claves de su proceso creativo y que continuará durante las navidades con la programación de varios talleres.
Al acto de presentación previa a la inauguración de la muestra ‘Pervivencias’ acudieron, además del artista y del diputado de Cultura, Luis García, director del departamento de arte y exposiciones del ILC, para quien esta exposición supone “una apuesta clara por parte del artista de mostrar en León lo que sería su trabajo estructural, su trabajo básico, planteando un recorrido que se inicia en 1988 y llega hasta el día de hoy”.
Para el director de arte del ILC podría decirse que Adolfo Álvarez Barthe ha venido haciendo “casi lo mismo” en su condición de “pintor medieval” que está permanentemente trabajando, evolucionando, cambiando la técnica e investigando, pero “desde la humildad máxima” de ese “artesano pintor” característico del Medievo, sin que esto suponga –asegura– que su pintura sea sencilla, sino más bien al contrario, pues, para García, se trata de una pintura “profundamente intelectualizada” que refleja las inquietudes de un “hombre renacentista, polifacético, que abarca muchísimos conocimientos y que está puesto al día, pero sobre todo que recoge y reinventa la tradición”, asegura.
En opinión de Luis García la obra de Barthe es “una puesta al día de las corrientes humanistas, sobre todo de lo que sería la cultura mediterránea, que van aflorando de forma permanente y magistral en unos cuadros complejos, difíciles en el sentido de que llevan tal bagaje cultural, integran esos mensajes, a veces crípticos, que realmente son como pozos de sabiduría en donde nos podemos reencontrar con nuestras tradiciones y con la esencia de la cultura de nuestro entorno mediterráneo”.
La arquitectura, clásica y del renacimiento, los homenajes a Borromini, Dante y Shakespeare aparecen, en opinión de García, “como destellos que nos hacen recordar que venimos de otras fases evolutivas de la cultura y que en pleno siglo XXI quizás tengamos que retomar esas tradiciones, esos pensamientos, todo ese pozo cultural que se ha ido trasladando y que Adolfo Álvarez Barthe refleja perfectamente en su obras”.
Luis García aseguró que Barthe pertenece a una generación “maltratada”, que hizo acto de presencia en la década de los ochenta en la provincia de León y de la que no existen “estudios serios” sobre su obra. “Han tenido que ser unos luchadores natos, pues en ese periodo la infraestructura cultural en la provincia era mínima mientras que en otras comunidades, como la valenciana, la gallega o la vasca, tenían un potencial increíble que ya estaba proyectando al futuro a sus artistas, caso de Francisco Leiro o Miquel Barceló”.
Por todo ello, argumenta García, este encuentro con Adolfo Álvarez Barthe es un “homenaje merecido” para intentar poner sobre la mesa una pintura compleja y difícil que ha sido incluso hasta “mal vista”, porque el proceso artesano que Barthe utiliza con la técnica del temple ha sido “desdeñado” a lo largo del tiempo por ciertas corrientes críticas y de opinión al tratarse de una aproximación a la figuración.
Adolfo Álvarez Barthe recordó que ‘Pervivencias’ hace la número 32 de sus exposiciones individuales y en pocas ocasiones ha encontrado un trato mejor que el dispensado por el ILC, hasta el punto de asegurar que “esta casa va a ser mi casa”. Según Barthe esta exposición tiene unas características especiales, pues además de obra debe reflejar “un itinerario y un emblema de lo que es la pintura neofigurativa en León”. Sin ser una antológica, “sí que es una exposición enfocada al mundo didáctico”, subrayó el artista leonés, que trata de relativizar el concepto de “generación maltratada” argumentado por Luis García sobre los artistas leoneses que, como él, se han decantado por la neofiguración, al confesar que hoy casi lo “está celebrando” y que en realidad los artistas de su generación que recibieron más apoyo por parte de otras comunidades hoy “no son tantos” y, aunque sí que lo fueron, hoy “ya no nos acordamos de ellos”.
Adolfo Álvarez Barthe recuerda todavía un comentario del pintor Juan Alcalde que decía: “lo peor para un pintor son los primeros treinta años, después está bien”. Ese testimonio le ha hecho pensar que como en todo proceso geológico para que haya forma, y el artista lo que hace es dar forma, tiene que haber convulsión, tiempo, presión y, desde luego, no facilidades, porque “eso no da paisaje ni forma”. Aún así, está de acuerdo en que alguien debe de recuperar y de establecer textos que sin llegar a ser canónicos sean serios y críticos de la labor hecha. “Yo estoy muy agradecido porque por primera vez tengo un texto en el que se me engloba dentro de lo que es una corriente muy concreta y que además está muy bien argumentado”, opina Barthe, si bien al mismo tiempo señala que la labor de creación es un “asunto solitario” que le lleva a pensar que tanto él como cualquier creador está en una “soledad abismal”. Aún más, Barthe es de la opinión de que se hace obra “cuando no se sigue un camino de una escuela ya determinado por otros”, por eso está convencido de que esa soledad le ha venido bien como artista. Sobre el aspecto “artesanal” de su obra considera que no solo obedece a su intención de hacer bien una obra. “Yo he querido hacer cuadros muy bien construidos tanto en técnica del temple como aplicando proporciones matemáticas para que sean simpáticos a la mirada del ser humano, para que estén hablando, aunque sean complejos, el mismo lenguaje por lo menos físico”, señala el artista, para quien el temple es una técnica que despierta en quien la observa la sensualidad de la pintura. “La artesanía en mi caso no es sólo el hecho de hacer bien una cosa sino que es la única manera de que todo lo que en la evolución humana hemos acumulado para poder degustar con los ojos no se pierda con la aplicación de las nuevas tecnologías”, concluye.