Adolfo Álvarez Barthe expone en la galería de arte Ármaga sus últimos trabajos, en los que plasma la sabiduría cercana a la alquimia con la que pintaron los clásicos
Adolfo Álvarez Barthe posa ante uno de los cuadros de la colección Historias infinitas, veladuras infinitas, e infinito trabajo de paciente artesano sobre el lienzo. Adolfo Álvarez Barthe es un pintor de grandes fundamentos intelectuales y también de enorme sabiduría técnica, un artista que se expresa a través del complicado lenguaje de los símbolos, con una pintura basada en los conceptos antiguos, en las viejas fórmulas, casi alquímicas, con las que trabajaron los clásicos. Barthe está en un gran momento de su carrera, como se demuestra en los cuadros presentados en la exposición recién inaugurada en la galería de arte Ármaga, bajo el título Teatritos.
Comenta el artista que Teatritos está dedicada a un amigo, al actor Juan Robles. Yo siempre he pensado -dice- que hay una unidad de las artes y así como un actor dibuja sus personajes, añadiendo capa a capa su carácter, pues igual hago yo en pintura, utilizando técnicas tradicionales, aunque muy estudiadas y muy actualizadas, pintando capa a capa, construyendo, si no un personaje, sí figuras. Toda la exposición hace referencia a esa parte del teatro que es lo no vivo, los muñecos, las maquetas... todo eso que es como un sueño de los seres humanos: hacer una maqueta para dominar algo, o tener una representación teatral donde en unas horas ocurra algo que no nos va a destrozar».
En cuanto a la técnica Barthe explica que «las investigaciones técnicas siguen, creo que he llegado a dominar las dificultades de las veladuras. De cualquier manera mi pintura se ha hecho más sencilla, creo que en los cuadros de esta exposición no hay tanta referencia ni tanto discurso, de hecho las figuras no se complican tanto como otras veces. Es cierto que para hacer eso hay que complicar otras cosas».
Uno de los cuadros de Teatritos es la recreación de una lámpara que es uno de los ejercicios de perspectiva y dibujo más complicados de la historia de la pintura. «Esa lámpara es un gran símbolo, -comenta- aparece en un gran cuadro de Van Eyck, y la utilizo como el símbolo de la luz antigua, aunque en esta exposición aparece también en un sitio donde es luz futura. Hablar de presente y pasado en la historia del arte es emplear conceptos ridículos. La lámpara lo que hace es atravesar los siglos haciendo siempre presente la luz. Yo pagaría por ver la luz o la bruma de la prehistoria... pues bien esa luz la ven algunas personas, se necesita un estado de ánimo muy especial, pero puede llegar a verse. La luz de esa lámpara es antigua como ella misma y la cultura del tiempo presente».
La exposición está formada por cuadros de muy distintos tamaños y formatos, buscado cada uno para ser expresión de una idea. Adolfo Álvarez Barthe pretende que el espectador no se conforme con una sucinta visión de sus lienzos, intenta que se comprometa, que los lea con detenimiento, que se sumerja en las historias que relata con minuciosa paciencia. Un esperado reencuentro con la obra de uno de los pintores más interesantes del panorama artístico leonés.
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