Visitamos el estudio del pintor Adolfo Álvarez Barthe para conocer de cerca su nueva serie artística
Este fin de semana tuve la ocasión de visitar en León el estudio del pintor Adolfo Álvarez Barthe, que está preparando en estos momentos su próxima exposición. Rodeado de cuadros donde revolotean infinidad de pájaros (bueno, 30 en cada uno de ellos, para ser más exactos) de todas las especies y plumajes, Adolfo me habla acerca de la serie de pinturas sobre las que está trabajando y que tienen como punto de partida e hilo conductor la obra del poeta y místico del siglo XII Farid al-Din Attar, ‘El coloquio de los pájaros’. Se trata de una epopeya que relata la búsqueda por la aves de su mítico rey, el Simurgh, y que es considerada como una de las metáforas más bellas y profundas sobre la búsqueda espiritual que se han escrito.
Serie con los pájaros como protagonistas
La pintura de Adolfo se caracteriza por un discurso formal enraizado en la nueva figuración madrileña de los años 80, entendida como alfabeto, arquitectura y símbolo. Y utilizando estos conceptos como medio de representación, su pintura se convierte en lenguaje. Como un artesano medieval, Álvarez otorga tanta importancia al significado conceptual de su obra (necesidad de transmisión de un conocimiento ancestral) como a los aspectos técnicos, de manera que nada es aleatorio en sus cuadros.
Barthe suele trabajar sobre tabla y al temple
La mayor parte de ellos están realizados sobre tabla y al temple, que es el procedimiento de pintura más antiguo que se conoce (si en la pintura al óleo, el aceite es el aglutinante; en el temple lo es el huevo). Esa técnica, con sus sucesivas capas transparentes, da profundidad, carnalidad y espiritualidad a las imágenes representadas.
Los elementos figurativos que componen sus cuadros se entrelazan
Al igual que esta técnica pictórica a base de capas transparentes, las imágenes que Adolfo crea se van superponiendo unas sobre otras, en planos traslúcidos, dando la impresión que los elementos figurativos que componen sus cuadros se entrelazan en un juego ilusionista, creando un espacio ficticio y mágico (arquitecturas que flotan en otras arquitecturas, elementos que aparecen y se pierden a lo lejos, símbolos del arte clásico como columnas y capiteles que parecen emerger del agua, pájaros posados en soportes virtuales…)
Los colores ácidos, siempre presentes en su obra
Con un gusto especial por la utilización de colores ácidos y casi de la misma manera misteriosa en que deambulan las imágenes por la escena, los colores tampoco permanecen estáticos, sino que invaden sutilmente los unos el área de los otros, virando de los verdes a los naranjas, o de los azules a los violetas, como el juego de un prestidigitador, convirtiéndose la paleta cromática en un arcoiris.
El misterio, siempre presente en su obra
Los cuadros de Adolfo Álvarez Barthe tienen ese gusto por el misterio, la escritura, el signo, el enigma a cuyo verdadero significado y conocimiento sólo los iniciados pueden llegar. Trabaja por series a las que dedica un proceso de investigación que puede extenderse en el tiempo y a las que consagra lecturas y estudio. Incluso sus viajes están condicionados por su pintura.
Las formas plásticas, fundamental en la obra de Álvarez Barthe
Los sistemas de proporción, las matemáticas o el número de oro siempre están presente en sus composiciones; de ahí su interés por el método y el rigor: cada cosa en su sitio. La imagen, las formas, digamos la parte más plástica, está más cercana a las artes decorativas (elemento repetitivo, arquitectónico, matemático) de nuestra tradición occidental.
Adolfo Álvarez Barthe se dedica a la pintura desde hace más de 25 años
Adolfo Álvarez Barthe, autodidacta, gran lector e investigador, dedicado plenamente a la pintura desde hace más de 25 años, ha realizado más de 40 exposiciones individuales y participado en más de 60 colectivas. Cabe destacar la exposición retrospectiva realizada en la Fundación Vela Zanetti de León en 2002 o la de la Sala Provincia de la Diputación de León en 2011, Pervivencias, en cuyo catálogo, además de una cuidada selección de sus cuadros, se puede encontrar su personalísima visión del arte en la entrevista que le hizo la poeta Mónica Garrido. Tiene obras en colecciones privadas españolas y extranjeras, ha colaborado en diversas publicaciones, ilustrado libros, diseñado carteles e imparte conferencias regularmente.
La danza de los pájaros en el aire va dibujando letras del alfabeto árabe
Su obra tiene un componente emblemático que esta última serie ilustra ejemplarmente. La danza de los pájaros en el aire va dibujando letras del alfabeto árabe, símbolos… De tal manera que lo que no se ve, lo que se esconde, lo místico es lo que queda representado. Como decía Balthus (autor al que le gusta citar), refiriéndose tanto a la pintura de los primitivos italianos como a la de los maestros chinos o japoneses: “(…) Es una pintura sagrada, que busca más allá de las apariencias, más allá de las formas visibles, lo invisible, el secreto que anima la realidad”.
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